No puede negarse que las conferencias de prensa que inauguro el jefe de gobierno de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, en las madrugadas de lunes a viernes, desde que tomó posesión como tal, hasta que se separó del cargo, le funcionaron tan bien, que lo catapultaron para convertirse prácticamente en el candidato ganador de la presidencia de México, en 2006.
Eran verdaderos informes de las actividades que realizaban en todas las delegaciones de la ciudad, y a la vez propaganda política a favor de los intereses políticos que perseguía, a tal grado que nada le hicieron los video-escándalos del exmarido de Claudia Sheinbaum Carlos Imaz, del señor de las ligas Rene Bejarano, recibiendo dinero del entonces pareja de Rosario Robles, el argentino Carlos Ahumada, así como del tiradero de dinero público que realizaba en Las Vegas Nevada su tesorero, Gustavo Ponce Meléndez.
Tal y como lo dijera López Obrador a los medios en aquellos años, le hicieron lo que el viento a Juárez, gracias a la eficacia de aquellas mañaneras, que eran verdaderos foros propagandísticos, y habría que apuntar, era otro aquel Andrés, del que hoy tenemos, y que el poder lo enloqueció.
El actual Andrés Manuel transformo las eficaces mañaneras, en carpas políticas, en farándulas, que, al verlas, se explica uno porque no hay medicinas en los hospitales del IMSS o del ISSSTE, o porque se están goteando esos nosocomios, o porque se están cayendo de viejos, o porque tardan más de 7 meses en programar una operación. Si en lugar de malgastar tres horas en gesticular como un mimo, se dedicara a gobernar, otro resultado tendríamos en el renglón de la salud pública.
Verlo y escucharlo decir en esa carpa política, que alista su segundo álbum de canciones contra los narcocorridos, me hace comprender mejor porque en SEGALMEX se robaron más de 15 mil millones de pesos, y su titular sigue disfrutando de libertad, y de esos miles de millones de pesos, sin que la corrupción se barra de arriba para abajo.
Observando a López Obrador, y escuchando a la señora Ana Elizabeth García Vilchis, entiendo porque en el país se están asesinando un promedio de 89 personas diariamente (según cifras del Atlas de Homicidios); porqué las extorsiones no las puede detener el gobierno federal, y porqué los secuestros allí están, porque la mimo ni siquiera leer bien sabe.
De mañaneras efectivistas, a carpas políticas, con histrionismo del que como candidato nos prometió el litro de gasolina a 10 pesos (y hoy mismo ya está llegando el litro de la Premium a 25 en algunos lugares); el regreso del ejercito a los cuarteles, comportarse ya como presidente de México como un estadista, un sistema de salud superior al de Dinamarca, crecimiento económico mínimo del 4% cada año de su gobierno.
¿Dónde quedo aquel Andrés Manuel que conocimos como un excelso candidato?
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