Estamos a 20 días del ejercicio de participación ciudadana, al que el presidente de México le esta apostando lo que le queda de poder político, para hacerlo tumultuoso. Si por el fuera, buscaría que asistieran a votar el domingo 10 de abril los 56 millones 611 mil 27 ciudadanos que lo hicieron en 2018, porque de esa forma lograría que el resultado fuera vinculante pero, lo mas importante para su egocentrismo, que las multitudes lo aclamen a solo dos años y cinco meses de finiquitar su mandato.
Nada mas lejos que ese escenario es el que viviremos, se los puedo asegurar desde hoy. La correlación de fuerzas que lo favoreció aquel primero de julio de 2018, con 30 millones, 113 mil 483 votos serán solo un vago recuerdo, una nostalgia que lo abrazará cuando conozca el resultado la noche del 10 de abril.
Ese domingo será la madre de todas las encuestas. Será la cruda realidad para todos aquellos (as) que vienen cuestionando las que han estado realizando diversas empresas, y que como se los comenté en mi anterior entrega a este mismo medio de comunicación la semana pasada, marcan el desplome del hombre de Macuspana, aquel que fue un excelente candidato, pero un ineficaz ejecutivo federal, de acuerdo con las estadísticas en desarrollo social, bienestar familiar y paz pública.
Saldrá triunfante, claro esta, en los resultados finales. Porque acudirán a las casillas electorales las y los militantes de MORENA, su voto duro y mas, cuando la indiferencia de la inmensa masa social le importa un comino ir a votar, porque así fuera para que se vaya, ello le daría legitimación y argumentos para vociferar, en sus letanías mañaneras, que asistieron millones y millones de compatriotas, y que fue un acierto y éxito el ejercicio de revocación de mandato, a pesar del “boicot que toda la oposición y las autoridades electorales le hicieron para que no se realizara”.
Lejos quedará del 40 por ciento que la Constitución exige para que éste ejercicio de participación ciudadana sea legal. Esa meta de reunir 37 millones, 251 mil 619 sufragantes ni en sueños resultará, y mas si tomamos en cuenta que la última votación que recibió MORENA en las elecciones del pasado mes de junio
de 2021, apenas lograron reunir 16 millones, 136 mil 841 votos (perdieron casi la mitad de los que cosecharon en 2018), y ello suponiendo, solo suponiendo, que esos mas de 16 millones de mexicanos fueran el 10 de abril a votar para que se quede AMLO, le faltarían 21 millones 114 mil 778 votos para que fuera vinculante.
¡Ni haciendo magia con las imágenes que trae en su cartera el presidente, lo va a conseguir!
¿Cuántos mexicanos entonces asistirán a las urnas el próximo 10 de abril, me preguntan hombres y mujeres magentas, cuando les he dado este presagio basado en la dialéctica?
Me atrevo a precisar que, tomando en cuenta el acarreo que desde la presidencia de la república están ordenándoles a todos los secretarios de estado, gobernadores y gobernadoras, senadores (as), diputados (as) y alcaldes de MORENA, mas el dinero que le van a inyectar con autobuses, vans, camionetas, lonches, mas la promesa de mantenerlos inscritos en los programas sociales par obligarlos así a asistir, el número de votantes no rebasara el 20 por ciento, lo que sería un duro golpe al culto a la personalidad del presidente, independientemente que de ese 20 por ciento, el 19% hayan cruzado por el QUE SE QUEDE AMLO, y solo el 1% porque se vaya.
Se, desde luego, que esa será la única abrazadera que les quedará a MORENA y López Obrador presumir, pero comparados esos números con los que triunfo el primero de julio de 2018, la gran victoria sería para toda la oposición a la cuarta transformación, porque demostraría la ratificación a todas las encuestas que vienen marcando de tiempo atrás el desmoronamiento de MORENA, que se convertirá en el partido espuma, es decir, aquel que como subió súbitamente, se desvaneció.
20 días y la duda se despejará. |
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