En 48 horas o menos, dependiendo la hora en que este leyendo o escuchando mi columna, se acabara este año, que coincide con la conclusión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el cual, como todos sabemos, despertó verdaderas expectativas de acabar con la corrupción que instauraron los gobiernos prianistas, y comenzar con la construcción de un México nuevo, donde los mas desprotegidos iban a ser los beneficiarios de las políticas públicas que implementaría, con el propósito de elevar su nivel de vida para darles bienestar y felicidad.
Nada de eso ocurrió en los seis años de su mandato, y lo que resulta peor es que, aparte de la inutilidad de esa administración hereda, a la que apenas tomo posesión el primero de octubre, una deuda que supera mas del 50% del Producto Interno Bruto, independientemente de que las obras insignia son un barril sin fondo, a las que les seguirán inyectando cantidades millonarias del dinero público para que sigan funcionando, a costa de recortar, como ya se muestra en el presupuesto federal 2025, recursos a la salud, educación, medio ambiente, cultura, e infraestructura para el año que viene en unas cuantas horas.
Así, la administración de AMLO paso de ser el gobierno de la esperanza al de la farsa, porque su promesa de bajar la gasolina a 10 pesos en el primer mes de su mandato, terminó por convertirse en una verdadera tomada de pelo, como también lo fueron las construcciones del tren Maya, cuyas pérdidas superan ya los mil millones de pesos (estaciones y trenes vacíos, incluso el abandono de la estación de Playa del Carmen, Quintana Roo), la refinería Olmeca que sigue sin producir combustibles como lo festinaron los hombres y las mujeres de la 4T, el aeropuerto AIFA, la línea área Mexicana de Aviación, el dizque rescate de PEMEX, la viabilidad financiera de la CFE, la salud para los mexicanos al estilo Dinamarca, el castigo para los que dilapidaron los recursos públicos para su propio beneficio, el rescate del campo mexicano a través de DICONSA (con un robo de mas de 14 mil millones de pesos sin que el responsable este en la cárcel, tan solo por ser intimo amigo de López Obrador), y con ello la mejora de vida de campesinos, jornaleros, ejidatarios, agricultores, ganaderos, entre otras muchas promesas que nos hicieron soñar despiertos.
Pésimo sexenio y 2024, un año mas de desilusiones para la inmensa mayoría de los mexicanos no solo por el mal gobierno que se fue, sino por la indefensión en que vivimos frente a los grupos criminales que no se conforman con el tráfico de estupefacientes, el robo de combustibles (huachicol), sino que ha hecho de la necesidad de los migrantes de llegar a los Estados Unidos otra industria mas para hacerse de dinero mal habido, así como de las extorsiones, cobros de piso y secuestros, que nos tienen todos los días con un “Jesús en la boca” siempre, y todo por la política pública de los abrazos y no balazos para con ellos, del gobierno amloista.
Triste, amargo y desilusionado 2024 que ojalá y con su partida, se vaya con todas sus pestes.
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