ES ENTENDIBLE que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez no quiera realizar los cambios pertinentes en materia de seguridad pública y gobernabilidad interna (muy a pesar de la Masacre del Viernes Santo en Minatitlán y de otras tantas en su bisoña administración que ya superan los 650 ejecutados), pues deshacerse en estos momentos de Hugo Gutiérrez Maldonado y Erick Patrocinio Cisneros Burgos, pese a haber mostrado inoperancia e ineficacia en los primeros cuatro meses y 21 días de este infausto gobierno, sería tanto como aceptar la propia , aun cuando pareciera que al gobernante ni le va ni le viene, ya que simple y llanamente se tiene la impresión de que vacaciona en el estado, en tanto organiza eventos de salsa, cumbres Tajín, se reúne con gente de la sociedad que antes detestaba, amén de otras fruslerías que nada tienen que ver con el buen ejercicio del mandato que le confirió la sociedad –gracias al arrastre de Andrés Manuel López Obrador-. Los cambios, sin embargo, son necesarios porque García Jiménez se ha rodeado de funcionarios hasta con antecedentes penales, además de otros señalados de haber incurrido en actos dudosos como el propio Secretario de Seguridad a quien el periódico El Financiero “desnudó” en su edición del 8 de este mes, dando a conocer su paso por la Fiscalía General de Nuevo León donde los resultados fueron muy cuestionados e, incluso, se le retiró del cargo bajo sospecha, y no es el único en esas circunstancias. El gobernador no tuvo el cuidado de nombrar funcionarios capaces con currículos académicos y de servicios impecables (o más bien se los impusieron desde el centro), y las consecuencias comienzan a vivirse, como en el caso de Zenyazen Roberto Escobar García, que ahora enfrenta una investigación por sedición y privación ilegal de la libertad derivada de la toma del Palacio Legislativo en octubre pasado, amén de que el servidor público obtuvo un título “al vapor” como licenciado en ciencias de la comunicación para poder asumir la posición, cuando ni siquiera ha escrito una carta y, para variar, el Fiscal del estado, Jorge Winckler Ortiz podría enviarlo a prisión de proponérselo, ya que privar de la libertad a una persona es algo grave, e infinidad de empleados y trabajadores del Poder legislativo quedaron atrapados cuando el ahora “servidor público” ordenó aquellas acciones que ya había olvidado.
HAY, SIN embargo, un caso que llama la atención, y corresponde al subdirector operativo de la dirección de Transporte Público del Estado, Bartolo Santiago García, quien estuvo involucrado en la desaparición o robo de vehículos, razón por la cual fue detenido por autoridades federales en mayo de 2012 cuando conducía un auto Chevrolet, modelo Chevy, color blanco, con placas YGT-77-27 del estado, el cual presentaba reporte de robo en Santiago Tuxtla. La unidad había sido hurtada en el mes de abril de ese año, por lo que fue remitido a un Centro de readaptación social por la causa penal 177/2012. Un año y cinco meses después fue puesto en libertad, el 30 de septiembre de 2013 pero, como se dice protegido del expanista, Ángel Alarcón Palmero, quien funge como director de la dependencia, y quien suele señalar que a él no le hacen nada porque fue uno de los coordinadores más importantes de la campaña del gobernador Cuitláhuac García Jiménez junto con el primo hermano del gobernante, ahora subsecretario de administración y finanzas de SeFiPlan, Eleazar Guerrero Pérez que, igualmente, se sirve con la cuchara grande en esto de la repartición de puestos públicos a favor de familiares y amigos, ahora ocupa un cargo de gran responsabilidad, Y Alarcón asegura que el expediente de Santiago García ya está en poder de Tránsito del Estado para corroborar el señalamiento y ver qué medidas se toman, lo cierto es que al interior de la administración cuitlahuista se impone la impunidad y las alianzas subrepticias. Y es que cuando Bartolo Santiago fue detenido en la colonia El Zacatal del municipio de Lerdo de Tejada y se identificó con una credencial de elector con domicilio en la calle Grullas del fraccionamiento Zipor, de la capital Xalapa, indicó que venía desempeñándose como policía municipal de Lerdo, pero ni eso le valió para librarla, ya que no pudo acreditar la propiedad de la unidad.
Y ESE es uno de tantos casos que en el gobierno de García Jiménez han coadyuvado a la inoperancia, ya que al conocerse los antecedentes de los funcionarios, en este caso los transportistas aprovechan para proponer acciones fuera de la ley a las que el “servidor público” no puede oponerse, por el contrario, se convierte en aliado de los empresarios de ese rubro quienes suelen abogar por él, lo que hace más sospechosa su presencia en un puesto se semejante envergadura. Por ello ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra en tierras veracruzanas debería dejar atrás el discurso zalamero y grandilocuente a favor de Cuitláhuac García Jiménez lanzándole vivas a más no poder, y asumir que su gobierno ha sido un gigantesco fracaso, o que de plano mencione cuáles son las obras y acciones que en cuatro meses ha logrado el xalapeño, a no ser un escandaloso incremento de crímenes dolosos (más de 650 en cuatro meses), colocar a Veracruz en el primer lugar nacional en secuestros y feminicidios; levantones, asaltos, robos y extorsiones, y sigue la mata dando, en tanto los responsables de ese rubro, incluidos, el gobernador no paran de echar culpas al Fiscal general del estado, Jorge Winckler Ortiz, a quien intentaron por todos los medios arrebatarle la Fiscalía, primero, con las bravuconadas del secretario de Gobierno, Erick Patrocinio Cisneros Burgos (que creyó que a Veracruz venía a asustar con el “petate del muerto”), y a quien ya se le agotaron los santos a quienes pedía el milagrito de destronar al Fiscal, incluidos San Juan Manuel Pozos Castro y al beato Juan Javier Gómez Cazarín, pero ninguno se lo concedió y hasta terminaron con el rebaño dividido, y ahora a base de amenazas, un día sí y el otro también, busca destronarlo, contagiando al gobernador que le sigue la corriente, aun cuando las formas utilizadas no han sido las idóneas. Es cierto, Cuitláhuac puede ser honesto y todo lo que el presidente quiera, pero el pueblo necesita algo más que se lleva en la entrepierna para contener tanta y semejante violencia.
POR LO pronto lo ocurrido en Minatitlán es una demostración más de que las instancias de seguridad en el estado no están haciendo la tarea, y qué lamentable que esto ocurra, pues si bien Veracruz era un purgatorio con Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, ahora se ha convertido en el mismísimo infierno. Ojalá el presidente muestre compasión por este estado que vive una de sus peores épocas en materia de inseguridad, desempleos e incertidumbre por parte de empresarios y comerciantes que deben cumplir con los pagos de cuota o cobro de piso, o asumir las consecuencias. Ya basta de discursos fofos que hasta los propios morenistas están dejando de creer, y más aun cuando padecen la violencia con el pasado Viernes Santo, pues no hay que olvidar que Minatitlán es gobernado por MoReNa, con un alcalde que vacaciona en el extranjero mientras su pueblo es masacrado. Por cierto, hasta las 12:30 de este domingo, Jorge Winckler seguía sin ser invitado a la reunión de seguridad de AMLO mañana lunes. Así las cosas… OPINA carjesus30@hotmail.com
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