DOS EVENTOS ocurridos la semana pasada debe (o debería) tener preocupada a la cúpula del Movimiento de Regeneración Nacional y al propio Presidente Andrés Manuel López Obrador de cara al 2024: 1.-El que 80 Senadores de diferentes institutos políticos tomaran partido por Ricardo Monreal Ávila en su pleito contra Layda Sansores San Román, la frívola gobernadora de Campeche, a pocos días de que el zacatecano anunciara que en Diciembre tomará una decisión en torno a su permanencia o renuncia a MoReNa. Y es que llama la atención que la declaración de apoyo a Monreal Ávila fuera firmada por 38 representantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), 13 de Acción Nacional (PAN), 12 del Partido Revolucionario Institucional (PRI), 5 del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y 3 del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En suma, si el respaldo a Monreal es efectivo y extensivo, uno se pregunta ¿cuantos votos representan los 80 Senadores de diferentes partidos que le apoyan, en caso de que el titular de la Junta de Coordinación Política del Senado decidiera irse de MoReNa y aceptar la postulación de una coalición de oposición para disputar la Presidencia de la República?. 2.-Los reclamos que diputados de la Cuarta Transformación hicieron al Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, exigiéndole que se dedique a velar por la tranquilidad del País y deje de azuzar y confrontar a los mexicanos, algo que ha permitido a la oposición cuestionarlo y llamarlo “matraquero del poder”, por ese afán de agredir a gobernadores y políticos no afines, como si esa fuera su función, olvidando que es responsable de la política interior, y que entre sus funciones está el dialogar, escuchar a todos, llegar a acuerdos y asumir un papel conciliador, contrario al que ejerce su jefe el Presidente de México.
Y ES que si 80 Senadores de los 128 que integran la Cámara Alta deciden desaforar a Layda Sansores San Román, la campechana la pasaría muy mal, pues ya sin la protección constitucional podría ser sometida a juicio y ser llevada a prisión, tenga o no el respaldo del Presidente Andrés Manuel López Obrador y de su titiritera, Claudia Sheinbaum Pardo, lo que sentaría un precedente necesario para establecer la auténtica división de poderes que demanda la vida republicana, y no las lealtades a ciegas que tanto daño han provocado al País. Layda Sansores, se quiera o no aceptar, debe ser enjuiciada por el espionaje político que ejerce en contra de sus adversarios, y por el uso que hace de la Fiscalía General de Justicia de su Entidad para armar carpetas de investigación y perseguir a sus adversarios, como hicieron con Alejandro Moreno Cárdenas al que doblegaron para que promoviera la prolongación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad en las calles hasta el 2028, lo que no han podido lograr con la reforma electoral contra la que este domingo miles salieron a protestar y a defender la permanencia del Instituto Nacional Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, órganos que el Presidente López Obrador pretende controlar y en una de esas, entregar al Ejército Mexicano, como tantas otras instancias.
LO CIERTO es que el pleito entre la Gobernadora de Campeche, Layda Sansore, y el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal ha sido el vaso que derrama el agua, y acaso termine con la dimisión de Monreal Ávila a Morena para dar la batalla desde la oposición, un asunto que ya le estalló al “matraquero” (así lo llama el PAN) Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y que el pasado 10 de este mes se lo reprocharon los propios diputados morenistas de Zacatecas (para que la cuña apriete), o al menos eso se entiende cuando el legislador Ernesto González Romo increpó al funcionario su pasividad frente a los ataques lanzados por la mandataria campechana en contra del ex gobernador zacatecano. “¿Cómo es posible que en un Estado de derecho una Gobernadora pueda acceder a conversaciones privadas sin orden judicial? ¿Y que esa Gobernadora pueda editar las conversaciones y difundirlas, usando recursos públicos, para difamar? ¿Y que además viole la orden de un juez federal sin que usted, en su calidad de Secretario de Gobernación, mueva un dedo para impedirlo?”, y más aún: “Le pregunto Secretario, ¿el encargado de la política interior del País no tiene nada que decir cuando una Gobernadora interviene las conversaciones del presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, un poder independiente?”. Y acto seguido le cuestionó: ¿si la federación permite a una Gobernadora violar la ley, es muy probable que permita al Ejército, que permanecerá en las calles hasta 2028, violar los derechos humanos. Si cualquier autoridad se burla de la legalidad ¿qué garantías tenemos de que los militares y los miembros de la Guardia Nacional van a respetar los límites que establece nuestra Carta Magna”? Si una Gobernadora utiliza el aparato estatal para perseguir a quien piensa diferente y lo hace impunemente ¿qué garantías tenemos los ciudadanos de que el poder militar no se usará para agredir a quienes cometen el delito de pensar en libertad?”.
DICEN LOS que vieron el rostro de Adán Augusto que, por primera vez guardó pasivo silencio, sobre todo cuando le recordaron que Zacatecas “no es tierra de corcholatas” y que la lealtad de los morenistas no debe ser ni ciega ni muda, y acto seguido, González Romo le recordó al Secretario de Gobernación que en el combate a la inseguridad sus saldos no han estado a la altura. “En el recuento de la estrategia de Adán Augusto, se puede hablar de pequeños avances, pero la verdad es que los números y los avances en materia de seguridad no están a la altura de las exigencias que plantea la sociedad mexicana. En el País hay miedo, hay terror, hay horror, esa es una realidad, y basta con salir a la calle para darnos cuenta de eso”. Y es que el legislador de MoReNa criticó que el despliegue de la Guardia Nacional en Zacatecas no llegue acompañado de instrucciones para combatir al crimen, ya que sus elementos solo se dedican a vigilar banquetas y cadáveres. “Zacatecas vive un momento muy crítico en materia de seguridad desde hace muchos años y a pesar de que tenemos muchas esperanzas en la Guardia Nacional, únicamente hemos visto una estrategia para custodiar banquetas. ¿Cuál es el sentido de darle más herramientas jurídicas a los militares si no le dan instrucciones de perseguir y combatir frontalmente a los delincuentes? No es lógico. ¿De qué sirve que la Guardia Nacional circule por las calles si no se persigue a los delincuentes? ¿qué sentido tiene custodiar cadáveres? ¿de qué nos sirve resguardar la escena del crimen si no se investigue el delito? Por más policías que tengamos en las calles, si no se combate la impunidad ¿cuándo vamos a lograr la paz en Zacatecas y en México’”. Vaya que el baño estuvo duro, y a decir verdad, Adán Augusto ya se lo merecía, aunque nunca se esperó que la sopa fuera de su propio chocolate, esto es, que la peor crítica la recibiera de los morenistas, y todo por su lealtad a ciegas al Presidente. OPINA carjesus30@hotmail.com
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