YA NO sabe que epítetos utilizar el Presidente Andrés Manuel López Obrador para descalificar a los integrantes del Instituto Nacional Electoral y a quienes promueven la marcha del domingo en defensa de ese organismo, y en su malestar les dice “mequetrefes”, cretinos, “corruptazos”, autores de los fraudes electorales del 2026 y 2012, y solo falta que en cadena nacional les recuerde a la autora de sus días, en ese lenguaje florido que ha adoptado sepultado al discurso moderador y propositivo del estadista. AMLO ya no se mide, se siente el Dios todopoderoso, la deidad ante la que todos deben inclinarse, y cuando sus caprichos no son respetados pierde los estribos y exhibe al camorrero vulgar que lleva dentro, un lenguaje que debería utilizar contra la delincuencia organizada a la que, por el contrario, llama señores respetables, seres humanos que merecen conmiseración, en tanto los feminicidios se incrementan en el País a sabiendas de que la mayoría de estos no son esclarecidos, como tampoco los levantones, asesinatos, incluso, de elementos de seguridad por parte de sus propios compañeros, extorsiones o descuartizados que aparecen por todas partes, lo mismo que las fosas clandestinas en donde han aparecido miles de restos humanos, de los cuales más de 50 mil siguen esperando ser identificados o terminarán en la fosa común, sabedores que la propia delincuencia asesina a madres o familiares buscadores, como se está haciendo costumbre, pero eso al presidente López Obrador no le interesa. Solo le llena la diatriba que vierte, el veneno que arroja en cada conferencia contra sus adversarios, la ofensa brutal por no ofrendarle la deferencia que merece, la del Mesías que vino a salvar a México para después seguir por centro y Sudamérica, el nuevo Simón Bolívar.
PERO NI sus exabruptos intolerantes pararán la marcha en defensa del INE programada para el domingo, aun cuando insista en denunciar que: “lo que desean es precisamente eso, que el INE siga al servicio de la oligarquía; son los que quieren un gobierno para todos los sectores, menos para el pueblo”, un pueblo que comienza a cansarse del discurso que no resuelve la inseguridad ni la pobreza, pese a las migajas que les arroja el Rey (del Cash) disfrazadas de programas sociales, aun cuando tenga que desaparecer importantes instancias que mucho han dado a la vida nacional, o deba reducir presupuesto al Poder Judicial Federal y al INE, cuyo objetivo sería desaparecerlo para apoderarse de las elecciones y que esos recursos sirvan para seguir comprando consciencias. AMLO no tiene remedio, perdió el piso y se trepó a un pedestal, y desde ahí troca su resentimiento contra quienes, según él, le impidieron llegar a la Presidencia en el 2006, y por ello ha convertido a Felipe Calderón Hinojoza en su más rancio enemigo, más aun que Carlos Salinas de Gortari a quien uso inicialmente de bandera en su lucha contra la corrupción.
EN ESE tenor, personajes como el mundialmente reconocido antropólogo y académico, Roger Bartra Murià convoca a participar en una marcha el próximo domingo en oposición a las iniciativas de reforma electoral enviada por AMLO y actualmente en la Cámara de Diputados, bajo la arenga de que: “hoy, la democracia en México se encuentra peligrosamente amenazada. El gobierno pretende una contrarreforma que afectaría enormemente al INE y tal vez incluso lo liquidaría. Para luchar contra esa propuesta del gobierno, hay que acudir a una marcha convocada para el próximo domingo 13 de noviembre (…) y protestar así y tratar de impedir que en el congreso los partidos aprueben esta reforma peligrosa”, sostiene el antropólogo que cumple 80 años con homenaje y un libro de memorias, y quien opina después de haber sido señalado por el presidente López Obrador, que “el PRD incubó el huevo del populismo, un huevo del populismo de derecha” y que “el problema es que la izquierda en México está en peligro de extinción”. El autor de “El mito del salvaje” celebró su cumpleaños 80 y recibió un homenaje por parte de la Academia Mexicana de la Lengua, de la cual es miembro desde 2012.
PERO LA postura de Bartra Murià volvió a acicatear al Presidente de la República que en su conferencia matutina desde Palacio Nacional, volvió a pronunciarse sobre la postura del autor de “La democracia fragmentada”. “Estaba yo viendo que convoca Roger Bartra a la marcha en la farsa de defender la democracia. Roger Bartra era marxista, del Partido Comunista. Tenía una revista cuando yo estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas, que hacía junto a Enrique Semo, que se llamaba ‘Historia y sociedad’, muy buena. Imagínense cuánto tiempo engañando (…) y de repente, el viraje. Lo convenció Krauze y ya está ahora como ideólogo abierto, no ahora, ya tiene algún tiempo, del bloque conservador”, declaró el tabasqueño y continuó: “todo eso está permitido, eso es normal, no hay que rasgarse las vestiduras. Siempre ha existido el que la gente cambie durante los procesos, gente de derecha que termina siendo de izquierda, consecuente en el último tramo de su vida, o gente de izquierda que terminan como conservadores”.
POR ELLO a propósito de la postura presidencial en torno a su persona, Roger Bartra reflexiona que: “el salto de la arqueología hacia una posición claramente de izquierda, una preocupación por los problemas sociales se dio, entre otras cosas, porque descubrí que una de las funciones de la arqueología era alimentar el nacionalismo mexicano, esa absurda idea de que los mexicanos de hoy provienen de la sociedad maya y de la sociedad azteca, que hay una continuidad, lo cual es absolutamente falso. No hay tal continuidad porque hubo un proceso de destrucción, de conquista, de aniquilación verdaderamente tremendo. Han dejado no solo las ruinas arqueológicas sino las ruinas étnicas, una población indígena destrozada, miserable, marginal. Entonces, yo ya tenía ese interés de oponerme, de levantarme, rebelarme contra ese nacionalismo mexicano que tanto daño ha hecho. Esa inquietud social me llevó a la militancia. Pero no creo que la militancia sea necesaria, en algunos casos es algo dañina. Hay un gran dogmatismo en ellas. La militancia política implica habituar a los militantes a tragar sapos, cosa que es bastante desagradable. Los políticos saben que tienen que estar tragando sapos todos los días y quieren hacer que se los traguen los demás. Descubrí el valor del intelectual independiente, que se niega a tragar los sapos de la política”.
ACLARA QUE cuando todavía militaba en el Partido Comunista “fui de los partidarios que sostenía que había que desaparecerlo. Era una institución ya caduca, que no tenía sentido en aquellos tiempos. Por eso decidí ser un intelectual independiente. Hoy en día no me considero militante de ningún partido, desde luego, ni cercano a ninguno. Pero sí me refiero a mí mismo como social demócrata, que es una corriente que ha encarnado en partidos políticos. Esas mismas son las posiciones que ilustran al futuro presidente de Brasil, Lula; que ilustran a Petro, en Colombia, y a Boric, en Chile. Tengo simpatía por esas posiciones, pero solo es una simpatía, no milito, pero nada de eso sucede en México. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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