Es cierto que en todo el mundo hay desgracias similares, pero en nuestro continente, desde el arribo de Trump al gobierno norteamericano, se han acentuado los eventos de violencia y los crímenes por odio y por cercanía e historia ahora los sentimos y los vemos presentes en la cara grotesca de un sector muy importante de ese país. Es una respuesta descarnada, sin tapujos, de su discurso anti extranjeros, pero particularmente antimexicano que desde su campaña política dio pautas para que aquellas posiciones más hirientes salieran a la luz.
Los recientes hechos de violencia mortal que se han dado y dirigido puntualmente contra hispanos en los Estados Unidos y donde nos ha tocado aportar la cuota de víctimas mexicanas correspondiente, acusa ese discurso con tufo racista que ahora se presenta concretamente y que no solo se observa en ese país, pues planetariamente la intolerancia pareciera ya no solo estar en reductos y ghettos sino que se expande hasta abarcar sectores sociales antes no involucrados.
La pobreza, las desigualdades se acentúan y mueven a millones en el mundo, y con ello se despiertan o acentúan las proclamas rijosas, alteradas, polarizando las posiciones y anteponiendo los miedos y rechazos que se propagan ante esos diferentes, invasores de “nuestros” espacios. En nuestro país podrían ahora escucharse iguales o peores argumentos que los dichos por los seguidores de Trump, ante el paso de los migrantes que buscan su sueño americano.
Visiones que con fuerza deciden marcar la diferencia para señalar desde su perspectiva a los buenos y malos se hacen cada vez más presentes. La confronta de los diferentes por raza, preferencia sexual, religión, línea política, nación y todas aquellas que muestren en sí mismo diversidad o pluralidad se asumen como susceptibles de sancionar por poner en riesgo la "estabilidad" o verdades indiscutibles, de supremacía, en sus distintas variantes.
La polarización es un problema real, el mundo sufre los embates de las crisis globales que emanan de modelos que han ocasionado la pobreza y el deterioro económico y ambiental de nivel mundial. Frente a la ensoñación democrática liberal que daba bocanadas de esperanza, ahora se observa el arribo de esperanzas desesperanzadas en figuras de corte populista, carismáticas, de gobiernos fuertes que reclaman la desaparición de muchas de
las instituciones y las reglas crecidas al amparo democrático, porque “no favorecieron” a las mayorías.
En nuestro país, por ejemplo, la apuesta de millones por ver llegar esas garantías ofrecidas por los gobiernos fuertes, que brinden seguridad inmediata aun so pena de disminuir derechos ganados se observa cada vez más. El encono acumulado de tantas décadas de abandono, corruptelas, simulaciones y saqueo, han originado que se radicalicen las posturas hasta la obnubilación, incrementando las críticas y rechazos a todo lo que haya surgido en gobiernos anteriores, derivando en no solo el desmantelamiento de instituciones, sino en el desprecio a valores vigentes como la pluralidad y la democracia, con todo lo malo que ello conlleva para el conjunto social.
De manera burda, se ha derogado la opción de evaluar, diferenciar y distinguir entre lo que debe cancelarse y lo que debe permanecer mejorándolo. Ya no hay diferencias ni gradientes porque la división es antes y ahora, malos y buenos, nosotros y ustedes.
La reciente y débil democracia que tenemos, permitió que el voto popular cambiara hacia un gobierno con mayor visión popular. Una democracia en construcción que con muchos años y esfuerzo ha logrado construir instituciones y derechos, reglas que permiten oportunidades reivindicadoras de mejores condiciones.
Democracia que debemos cuidar y mejorar, fortalecerla y ampliarla en sus funciones del bien común, del beneficio colectivo, porque es el único régimen que nos garantiza la tolerancia y la ampliación del respeto de los derechos humanos. Que el encono social no permita repetir los malos trucos de la imposición desde el poder. Que las tentaciones autoritarias no se disfracen de vengadores sociales y restrinjan o desaparezcan los derechos fundamentales conseguidos. No augura un buen futuro, que el nuevo gobierno repita los vicios gubernamentales que tanto daño hicieron antes.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
6 de agosto de 1945, la locura del ser humano. |
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