Los informes anuales municipales de actividades, regularmente son el espacio donde los alcaldes y sus comunas se regodean en ése, su día de baño de pueblo. Más allá de lo que presenten, ufanos, se “conectan” con el pueblo y sean pocos o muchos, “rinden cuentas” de sus quehaceres. Actúan con indiferencia o cinismo, seguros de haberle respondido a sus gobernados, insisten en que todo va conforme a lo planeado, que están cumpliendo sus compromisos; en el mejor de los casos, reconocen algunos pendientes por realizar en lo que resta de su periodo.
En Veracruz, ha sido común que en sus informes, el Presidente Municipal de Xalapa, la capital del Estado, sea acompañado por el Gobernador como un gesto político de convivencia y buena vecindad, aunque provengan de distintos partidos, así como de la presencia de personajes de la vida pública y los alcaldes de la zona metropolitana que encabeza, dando cabida a los ciudadanos interesados que acudieran siempre que el cupo lo permitiera.
Sin duda las cosas han cambiado. El segundo informe del alcalde de Xalapa, Hipólito Rodríguez Herrero ha sido particularmente distinto. Postulado por la misma filiación política que el Gobernador xalapeño, éste no acudió por problemas de agenda, lo que puede interpretarse como un desdén, más aún porque en su representación no fue el Secretario de Gobierno, sino la titular de Protección Civil. De suma relevancia anotar que la sesión solemne se efectuó con la ausencia de 6 de sus 13 regidores, que al parecer en señal de protesta o por conflictos dentro del cabildo, incumplieron su obligación legal, lo que deberá ser amplia y fuertemente justificado. Tampoco acudieron los alcaldes de su zona metropolitana y el acceso fue restringido solo a personas previamente acreditadas.
Este hecho bien puede evidenciar el abandono real que Xalapa ha padecido desde hace muchos años por sus gobiernos locales y por las administraciones estatales. Por ineficiencia y malos manejos, la capital del Estado ha perdido mucho de su belleza, de su presencia urbana, de la imagen que llenó de orgullo a sus habitantes. El informe de este 2019 pareciera un botón especial de
muestra del desatino y la lejanía de un gobierno municipal y su presidente que no aciertan a rescatar la “Atenas Veracruzana”.
Las expectativas que generó el triunfo como alcalde de un personaje de la academia, un investigador social connotado y con un historial que daba elementos para pensar en nuevos derroteros, se han venido desvaneciendo con el paso de los meses. Después de un año inicial enfrentado con el gobernador azul y el presidente rojo, se pensó que con la nueva oleada morenista en los gobiernos federal y estatal, y los vientos a su favor, se abría la oportunidad de gestionar y ejecutar para Xalapa un proyecto de alto nivel. Después de un año la pena, y como muestra las condiciones existentes en el municipio y lo simbólico de que el gobernador ni siquiera asistió a su informe.
Xalapa sin rumbo. En dos años un presidente, su administración y un cabildo entre disputas, quedando todos a deber a la mitad de su gestión, ante una municipio que languidece, cuando debiera resurgir respaldada por los tres niveles de gobierno. Falta oficio político, oportuna gestión, habilidad técnica, experiencia administrativa, coordinación de proyectos, salvar las diferencias por amor al terruño o será que simplemente a nadie le importa.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Reconocer en diciembre el subejercicio, es honestidad, incapacidad o cinismo. |
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