LEVANTAR LA mano a los padres, esto es, golpearlos o agredirlos con insultos es algo inconcebible e inaudito; sin duda, un acto monstruoso, blasfemo y antinatural, que viola los mandamientos humanos y divinos del “honrarás a tu padre y a tu madre” y, sin embargo, adolescentes y adultos e, incluso, niños, levantan actualmente la referida extremidad a sus progenitores en estos, dizque, tiempos modernos (a la mamá, preferentemente) y, en muy poco tiempo el delito de maltrato a los papás, antes irrelevante estadísticamente, ha adquirido visos de epidemia. Lo peor es que no fluyen las denuncias al respecto, y cuando eso sucede es porque los padres han llegado a una situación límite. Se sienten doblemente avergonzados por tener que pedir que se actúe contra sus hijos y porque la denuncia misma les parece la constatación de un fracaso. Sin embargo, producto de esa violencia sin fin que transmiten las telenovelas, programas de televisión o la mímica, hay un espectacular incremento de chicas que pegan a sus madres y chicos que enfrentan a sus padres e, incluso a la mamá, y el tema viene a colación a propósito de lo ocurrido en una vivienda de la calle Zoncuantla 27, colonia Benito Juárez, en Xalapa, donde, presuntamente, un desnaturalizado hijo mató a su madre al, parecer, con la ayuda o complicidad de su padre, un ex funcionario Estatal de buen nivel en el régimen de Patricio Chirinos y, posteriormente, en otros Gobiernos, y ambos –esposo e hijo- mantuvieron el cuerpo en el hogar durante seis días hasta que familiares de la víctima, preocupados por la falta de comunicación con la mujer, ahora occisa, decidieron apersonarse en la vivienda y al ser impedidos para entrar y dialogar con su parienta, pidieron el apoyo judicial encontrándose un dantesco cuadro: la madre y esposa de dos sujetos detestables yacía en estado de descomposición tras haber sido asesinada seis días antes. Un cuadro dantesco que provoca dolor pero, al mismo tiempo, rabia incontenible para el par de bestias.
Y ES que si de por si arrancar la vida a un ser humano es una acción deleznable, matar a los padres es algo que no tiene perdón ni en ésta ni en ninguna otra dimensión. El parricidio, encontrado en un versículo de la Biblia en el libro escrito a Timoteo por Pablo dándole cartas de exhortación a él y al pueblo de Dios en esos tiempos, ha sido especialmente perseguido y considerado uno de los más execrables crímenes, si bien en la Roma Antigua la potestad del padre sobre la familia alcanzaba tal grado que durante ciertos periodos de tiempo el castigo que se infligía al parricida era menor que el de otros delitos menos graves. Dicen los expertos que es común que en el caso de asesinatos perpetrados por hijos, éstos hayan sufrido algún rechazo que los marca de por vida, pues hay casos en los que los hijos sufrieron un evento traumático que provocó, a la larga, un completo desapego hacia sus padres; se trata de rechazos que dejan muy marcado al hijo, rompen el lazo afectivo y generan una condición de agresividad hacia su padre o madre, con un deseo de hacerles daño, y según estudios psicológicos, quienes asesinan a sus padres son adictos a algún tipo de droga y provienen de familias completamente rotas. Otro factor es la ambición desmedida de algunos hijos que viven con sus padres hasta la edad adulta, dependiendo de ellos hasta en lo económico, y cuando los padres ya no pueden abastecerlos, peor aún si son adictos a las drogas, terminan por agredir a los progenitores, a diferencia de príncipes que en la antigüedad mataban a sus padres para heredar sus reinos.
Y SI los parricidios o agresiones a los padres son algo que preocupa en un Estado donde las autoridades no parecen preocupadas por nada, los feminicidios parecieran haberse salido de control, y vea usted: la noche del lunes tras una convivencia familiar que derivó en violencia, la supervisora de Obras Públicas del ayuntamiento de Atlahuilco, Sandra Ixmatlahua fue estrangulada por su cónyuge bajo efectos del alcohol. El sujeto, al parecer, empleado de una conocida universidad, no soportó que la mujer le dijera que ya no tomara, lo que hizo que la discusión verbal pasara a la física con las gravísimas consecuencias. Se desconoce si quedan hijos desamparados –ya que mientras la mujer murió, el marido tendrá que ir a la cárcel o, en el peor de los casos, andar a salto de mata-. Otro caso ha ocurrido la madrugada de este martes en el municipio de Tihuatlán. También tras un festejo familiar, concretamente, de una menor, Ana Araceli Reyes Hernández fue asesinada por su pareja cuando discutían en la habitación de ambos. Dicen los familiares que la dama agredida salió de pronto a toda prisa de la recámara para decir a su madre: “Este hijo de su puta madre ya me desgració, Mamá, ahí le encargo a mis dos hijas”, mientras su pareja, Alfredo Avelino se daba a la fuga. La mujer quedó con intestinos y órganos internos expuestos por la puñalada que le propinó su cónyuge, en una fiesta que terminó en tragedia.
EN VERACRUZ van más de 160 feminicidios solo en el Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, mientras los Secretarios de Seguridad y Gobierno, Hugo Gutiérrez Maldonado y Eric Patrocinio Cisneros Burgos, respectivamente, se siguen peleando, irresponsablemente, con el Fiscal, como si la suerte de los veracruzanos no les importara, como de hecho no les interesa. Los casos de asesinatos o agresiones a mujeres están a la orden del día, lo mismo que desapariciones de adolescentes o jóvenes de las que en ocasiones no se vuelve a saber; los secuestros se encuentran a la orden del día, y los señores siguen con la ocurrencia de remover al Fiscal a fin de tener esa dependencia para poder ejercer a gusto la persecución de enemigos, lo que le han denegado, incluso, diputados del Movimiento de Regeneración Nacional.
ES VERACRUZ, como lo dijimos recientemente, un Estado fallido donde todos hacen lo que les viene en gana, como si la Entidad marchara por inercia, sin gobernantes que la conduzcan o guíen, ya que los actuales nadan de a muertito, a la espera de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se contente con Cuitláhuac García Jiménez y venga y le levante la mano de nuevo poniéndolo como ejemplo de eficiencia y honradez, aunque los veracruzanos tengan otros datos, sobre todo en materia de inseguridad, violencia, desempleo y cero crecimiento económico. Veracruz está viviendo sus peores tiempos de la mano de una caterva de arribistas que ni siquiera son del Estado o jamás habían vivido en el solar jarocho, y acaso por ello son indiferentes al clamor ciudadano que exige seguridad, justicia, empleo y que cesen los secuestros o desapariciones, asaltos, extorsiones, feminicidios, crímenes, embolsados y todo tipo de latrocinios que enchinan la piel. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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