Por Omar Zúñiga
La Reforma Judicial impuesta por el presidente López Obrador sigue sumando gente… en contra.
Cada día que pasa, cada momento, esta imposición suma adeptos en su contra, por como están haciendo las cosas en la conocida “aplanadora” de Morena en el Congreso de la Unión, pero sobre todo, por la sustancia misma de su contenido.
Comentamos en la entrega anterior, el miércoles, que después de sumarse la UNAM, la comunidad estudiantil de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, arremetió contra su directora Araceli Reyes López, por la falta de empatía, por esconder la cabeza y por no apoyar a sus estudiantes en esta protesta.
Denunciaron entre otras cosas, que además de no hacer ningún tipo de pronunciamiento, que la directora los restringe y limita en el ejercicio de su derecho a la libre manifestación de ideas, pues “le han solicitado el Aula Magna para la realización de foros para discutir la reforma judicial, y la respuesta ha sido invariablemente la negativa, actuando de manera arbitraria y prepotente, amenazando además a los estudiantes que no se sometan a su voluntad; y por si esto fuera poca cosa, les ha negado además el acceso al plantel a jueces y magistrados del Poder Judicial Federal, quienes han tenido la intención de explicar a los estudiantes la multicitada reforma judicial”.
“Nos avergonzamos de ella”, fueron sus palabras
Pues bien, este jueves, los estudiantes, fastidiados antes las actitudes de Araceli, llevaron su protesta afuera de la Facultad.
En una convocatoria exprés a través de grupos de whatsapp, los alumnos se congregaron y se plantaron en las escalinatas del plantel, sin convocar a los medios, que de a poco fueron llegando, por el ruido que hicieron los jóvenes.
-¿Qué está pasando en Derecho?-, se cuestionaban los colegas.
Al llegar los primeros, nos enteramos que una de sus consignas era que Araceli Reyes saliera con ellos, la invitaban a “dar la cara, a que se manifieste en contra de la Reforma”; mismo exhorto para el consejero alumno, de quien aseguran, “es un títere que fue comprado por la directora”.
-¡Aunque sea en la calle, la Facultad de Derecho tiene que ser escuchada!-, gritaban
Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción, dicen que decía Ernesto Guevara, un hombre llamado el Che.
-¡Po-der-Judicial-a-guan-taaa, la-UV-se-levan-taaa!-, era una de las consignas que retumbaba en las paredes de la oficina donde buscaba esconderse Araceli.
-¡Exámenes sí, tómbola no!- también se oía en los pasillos, y dicen que hasta la facultad de Biología.
Sabemos que Araceli Reyes López, en un intento de vergüenza o quizá escuchar a algún asesor despistado, trató de salir de su escondite y se asomó, escudriñando los pasillos, pero las consignas y el temor, al final se impusieron y siguió aplicando la técnica del avestruz.
Dejó solos, una vez más, a los alumnos, a SUS alumnos, en esta protesta que para ellos y para miles, quizá millones de personas en todo el país, resulta de la mayor importancia para la vida democrática de la República.
Cuando todo vuelva a la normalidad, pues en algún momento eso habrá de suceder, la pregunta que queda en el aire es cómo hará Araceli Reyes López para volver a las aulas, ver a la cara y “enseñar” a aquellos estudiantes, a los mismo que alguna vez les cerró las puertas de su Facultad en la cara, negándoles el derecho de una protesta en libertad.
La comunidad estudiantil, ante su mutismo, señalan con el flamígero a Araceli y al consejero alumno “de tener intereses partidistas”.
Para este viernes 6 de septiembre, la cita de ellos mismos es a las 13:00 horas en Plaza Lerdo.
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com
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