Con la comparecencia de la gobernadora ante la legislatura local se da por cerrado el primero de los seis ciclos de su periodo de gobierno. Los diputados no escucharon nada adicional a la narrativa de las comparecencias de los responsables de las diferentes áreas de la administración pública, y lo informado por la propia Rocío Nahle en la Plaza Lerdo el domingo pasado. En cuanto a la inversión física la gobernadora enumeró en el Congreso varias obras en proceso, destaca el que en este año ninguna se haya concluido. Ya sea por la curva de aprendizaje, ya por falta de disponibilidad oportuna de recursos, o bien porque la política pública no fue eficientemente implementada se deja para el segundo año la esperanza de concluir lo ya iniciado. Pero ese ciclo ya se cerró y ahora se espera un segundo año de gobierno más productivo porque Veracruz yace en la inopia con asignaturas pendientes: inseguridad, salud, obra pública, infraestructura carretera en condiciones de penuria, son parte de la pesada herencia de Cuitláhuac García que, acumulada con la de Duarte de Ochoa, integran un grueso expediente que debe ser atendido.
En este espacio hemos señalado que un gobernante no es sujeto de evaluación tomando como variable las acciones de solo un año de ejercicio, de la misma manera en que tampoco resulta ético quemarle incienso en ese corto periodo, solo porque detenta una capacidad de poder única, por cierto, delegada por la voluntad ciudadana a quien tiene la obligación de rendirle cuentas. En el caso de la gobernadora Rocío Nahle debe reconocerse que por circunstancias inherentes a su desempeño en la función pública enfrenta retos políticos adicionales, como pudiera ser la acometida del “fuego amigo”, eso distrae, pero eso solo a ella compete resolverlo, porque a los veracruzanos interesa el cumplimiento de los ofrecimientos formulados en campaña, y la solución de los problemas colectivos largamente diferidos, ese es un encargo para el gobierno, su responsabilidad histórica. En esa lógica nadie en su sano juicio querrá que a la gobernadora le vaya mal, por el contrario, si tiene éxito en su encomienda y gestión pública el resultado se reflejará en beneficios para Veracruz. Entonces será merecedora del reconocimiento y aplauso del pueblo veracruzano. |
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