Por Omar Zúñiga
Tradicionalmente (hasta el año pasado), las fiestas septembrinas son las fiestas del pueblo, literalmente, fechas para celebrar el orgullo y la identidad nacional con motivo del inicio de la guerra de Independencia en 1810.
Las familias y los amigos se juntan para comer ensalada con mucho pozole debajo, antojitos mexicanos, tequila y últimamente, mezcal, pues podremos ser de todo, pero el pueblo de México siempre está a la moda.
Este año, como Big Brother, las reglas cambian y estas fiestas ya no serán las fiestas de los mexicanos, al menos no de todos, pues el señor que cobra sus quincenas como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, un tal Andrés Manuel López Obrador, así lo decidió y finalmente sacó públicamente su carácter sectario de sátrapa tirano (no es pleonasmo), pues decidió no invitar a las celebraciones, oficiales las dos, del Grito y del Desfile Militar de los días 15 y 16 de septiembre, respectivamente, ambas en Palacio Nacional, que debiera ser la casa de todos los mexicanos y no de un sujeto que se siente una especie de reyezuelo de petatiux.
Norma Lucía Piña, Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por consiguiente depositaria del Poder Judicial del Estado fue NO invitada bajo el argumento público de López Obrador, desde Palacio Nacional por cierto en su mañanera, porque “las cosas han cambiado. No tenemos buenas relaciones. –es público, es notorio, es de dominio público– con el Poder Judicial, porque se han dedicado a actuar en contra de la transformación”.
“(..) ministros y ministras, así como magistrados y jueces, están en contra del pueblo y son representantes de la oligarquía, de la minoría corrupta, rapaz, son como representantes de la delincuencia de cuello blanco y en algunos casos también de la otra delincuencia; no todos, pero sí predominan”.
Lo mismo pasó con la presidenta de la Cámara de Diputados al Congreso de la Unión y que a su vez es la representante del Poder Legislativo del Estado-Nación Marcela Guerra Castillo, que también a decir de ella misma “la dejaron vestida y alborotada, pues sí tenía ganas de asistir”, y lo mismo para la presidenta de la Cámara de Senadores Ana Lilia Rivera, que aunque es de Morena, tampoco fue invitada.
Así pues, el presidente se convierte en un líder sectario y además con muestras de misoginia y convierte una fiesta republicana, en un festejo político que en definitiva no representa.
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Por más que se quiere uno abstener de comentar las idioteces que dice y hace el inútil (AMLO dixit) de Cuitláhuac García, el señor gobernador no se presta.
Resulta que fiel a su carácter de bufón, ayer publicó en sus redes lo que pretendió, quizá, ser una especie de burla o algo así, en contra de Xóchitl Gálvez:
“1er acto: una alcaldesa ‘X’ dió (sic) los permisos para construir un fraccionamiento a una empresa ‘Y’.”
“2o acto: para ello la empresa ‘Y’ contrató a las empresas de la alcaldesa ‘X’.”
“3er acto: la alcaldesa ‘X’ obtuvo una residencia de lujo ahí mismo con un “descuento” de 6 millones de pesos.”
“Hoy aquella alcaldesa ‘X’ es la candidata X del Sr X a la presidencia de la República por el PRIAN.”
“¿Cómo se llamó la obra?”
“A) Los Moches de X”
“La Corrupción X del PRIAN”
“C) la candidata Móchitl”.
Si el señor gobernador le dedicara a gobernar parte del tiempo que le dedica a escribir sandeces, probablemente otro gallo cantara, aunque pensándolo bien…, lo que Natura non da, Salamaca non presta.
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Kassandra, joven estudiante del tercer semestre en la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, murió presuntamente a causa del golpe recibido por un automóvil que la arrolló afuera de la Facultad, en Xalapa.
Una de las consecuencias que trajo esta situación fue el bloqueo de las estudiantes este 13 de septiembre de las avenidas Xalapa y Ávila Camacho.
Es de todos sabido que el rector de la UV Martín Aguilar no se caracteriza precisamente por ser una persona conciliadora y sensible, ni social mucho menos políticamente y en este contexto, la bronca le creció como bola de nieve y así la dejó.
Para calmar las aguas y haiga sido como haiga sido, llegó el presidente municipal de Xalapa Ricardo Ahued Bardahuil y literalmente se le fue a meter hasta la cocina al rector, tranquilizó a los estudiantes, levantó el bloqueo y prometió obras que mitiguen los accidentes y le den mayor protección a los peatones, todo esto sentado en la bellísima y casi mítica aula Roberto Bravo Garzón y por supuesto con la ausencia de las autoridades universitarias.
¡Bien por Ricardo!
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