Desde la creación del Estado Mexicano en 1824 todos los presidentes de la república mexicana han sido varones, la larga lista de presidentes del sexo masculino en México sirve de base para hacer de 2024 un parteaguas histórico, porque a partir de octubre próximo este país tendrá en la presidencia a una mujer; acerca del significado y si será para bien de México debemos esperar al desempeño de Claudia Sheinbaum en cargo tan importante. No obstante, debe registrarse el ascenso de una mujer a la primera magistratura de un país con profunda tradición “machista”, pero en donde la fuerza de las circunstancias colocó a dos mujeres en la condición de ser candidatas a la presidencia, luego entonces necesariamente una mujer sería la ganadora. La historia no registra coincidencias caprichosas, aunque en ocasiones lo parezcan, porque justamente en estos tiempos en los Estados Unidos de Norteamérica también es posible el arribo de una mujer a la presidencia, de ganar las elecciones de noviembre próximo Kamala Harris sería la primera mujer en acceder a la presidencia de su país. Pero debemos conceder que en todos los campos de la acción humana siempre habrá una primera vez y que la política no es asunto de género sino de índole multifactorial, se comprueba diáfanamente con al arribo de Barak Obama, un ciudadano de ascendencia negra a la presidencia de un país con subrayado énfasis racista, y llegó gracias al consenso mayoritario de los electores estadounidenses. De allí que, en última instancia, el festejo por tener una mujer presidenta señala un interesante momento de nuestra cultura política, pero lo verdaderamente trascendente, lo que interesa serán los resultados de su gestión, pues de otra manera todo quedará reducido al ámbito de lo anecdótico.
Porque también han quedado en el anecdotario los nombres de las primeras féminas legisladoras en México: Martha Aurora Jiménez fue la primera diputada federal en México (1955), Hilda Anderson Nevárez, fue diputada federal en cinco ocasiones, la primera en 1964-70. Las senadoras pioneras en México fueron María Lavalle Urbina (Campeche) y Alicia Arellano Tapia (Sonora) de 1964 a 1970; la primera mujer gobernadora fue Griselda Álvarez, cuando en 1979 la postuló el PRI al gobierno de Colima, en tiempos del presidente López Portillo, entonces, igual que ahora se festejó ese acontecimiento que ahora ya es rutina ¿qué cambió en el país por ese detalle en su curso político? Siempre hay una primera vez. Porque también hubo una primera secretaria de Despacho, Rosa Luz Alegría (Turismo) con López Portillo, como ahora Norma Piña es la primera presidenta del Poder Judicial de la Federación, y ya está en gobernación una mujer, etc. Acá en la aldea jarocha también rompemos moldes porque tendremos a Rocío Nahle como la primera gobernadora de nuestra entidad, no se interrumpen ciclos, simplemente las circunstancias imponen el ritmo de la evolución política y nada extraño sería que en lo sucesivo las féminas alcancen una significativa prelación respecto a los hombres en materia política. Sin embargo, vale la reflexión: ¿En qué grado se superó la administración municipal en Veracruz con el acceso de la mujer a las alcaldías? Hacer referencia a lo anecdótico de ese hecho, se insiste, porque lo realmente importante de un@ gobernante son los resultados de su gestión. En el caso de Veracruz a Rocío Nahle le toca la paradoja de recibir de Cuitláhuac García parámetros casi a ras de piso, por lo cual no requerirá de mucho esfuerzo para superarlo, pero a la vez encuentra un estado con rezagos sociales y de infraestructura muy acentuados, superarlos atendiendo a su cumplimiento es su verdadero reto y la oportunidad de la gobernadora Nahle para trascender a sus tiempos.
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