Atendiendo la recomendación de habituales lectores interesados en el tema, a continuación, procuro un breve esbozo acerca de quienes han gobernado la entidad veracruzana en la alborada del presente siglo, y lo que la percepción ciudadana opina sobre su desempeño. Miguel Alemán Velasco fue elegido gobernador en 1998, dos años antes de concluir el siglo XX cuando la mayoría de los gobernadores de Veracruz obtuvieron su grado académico en la UNAM, al menos desde Fernando López Arias (1962-1968), hasta Miguel Alemán Velasco (1998-2004), con la excepción de Fernando Gutiérrez Barrios y Dante Delgado (1986-1992), egresado de la Universidad Veracruzana. Los gobernadores en el presente siglo, Fidel Herrera, Yunes Linares y Cuitláhuac García son egresados de la Universidad Veracruzana (“la Universidad Veracruzana les dio cobertura académica no les enseñó a robar”, escribe amable interlocutor al hacer referencia al artículo precedente relativo al tema). Con la excepción de Duarte de Ochoa, egresado de la Universidad Iberoamericana (lo que confirma la ausencia de correlato entre la Casa de Estudios y la conducta en la gestión pública), y Rocío Nahle, egresada de la Universidad de Zacatecas, que recién tomó posesión de la gubernatura de Veracruz la primera mujer en ese cargo después de 84 hombres en ese desempeño. En lo que va de este siglo han despachado cinco gobernadores y acaba de iniciar su gestión la gobernadora Rocío Nahle.
De la generación de gobernadores del siglo XXI, Fidel Herrera nació un año antes de iniciar la segunda mitad del siglo XX ( en marzo de 1949); Dante Delgado en 1950 y Yunes Linares en 1952; es decir fueron coetáneos en sus estudios universitarios; mucho después, en 1968 nació Cuitláhuac García, y la actual gobernadora en 1964. Según la relatoría histórica, de los tres coetáneos, Dante Delgado asumió primero al cargo de gobernador para cubrir un interinato de cuatro años (1988-1992); en secuencia, 12 años después Fidel Herrera (2004-2010) y Yunes Linares en 2016 para un corto periodo constitucional de dos años. Duarte de Ochoa (1973) y Cuitláhuac García (1968) son de generaciones aproximadas, aunque cultivados en medios muy diferentes. Ahora, ¿qué opina la ciudadanía veracruzana sobre cada una de esas gestiones gubernamentales presididas por los personajes citados? El común denominador aplicable a todos, sin excepción, es la corrupción, obviamente dominan los matices, pero siguiendo la lógica de que no hay embarazos a media tinta, la variable permanente en el juicio a estos exgobernadores radica en el tema del ejercicio patrimonialista del poder. Si se recorre la entidad, la memoria histórica ubica a Dante Delgado como uno de los gobernadores con mejores resultados. De Fidel Herrera algunos añoran su dispendiosa generosidad con el dinero público; en esa escala, a Yunes Linares no es posible medirlo con la misma vara por el corto periodo de su gobierno, dos años, aunque no está exento de haber incurrido en el prurito de heredarle el cargo a su hijo del mismo nombre. De la otra generación, Duarte de Ochoa y Cuitláhuac García, tampoco escapan a la viciada rutina de la corrupción, ¿quién fue más avanzado en esa materia? La respuesta no está en las culpas al descubierto sino en la impunidad que los ampara. Sin duda, la teoría política se enriquece con el abundante material que nuestra realidad aporta.
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