En términos geopolíticos, al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no le fue nada mal en su primera visita a la Casa Blanca, el epicentro del poder político de los Estados Unidos de América, donde se reunió con su homólogo y actual inquilino republicano, Donald Trump.
No fue poca cosa que la primera gira internacional del mandatario mexicano se diera sin sobresaltos, a pesar de las diferencias ideológicas y del carácter explosivo de ambos mandatarios, y sin permitir que afloraran los fantasmas de los agravios pasados.
Buen punto para el canciller Marcelo Ebrard que los encuentros se condujeran dentro de los cauces de urbanidad política, como se vio reflejado en el simbolismo de los discursos y en la agenda pública de López Obrador en la capital norteamericana.
La ofrenda floral ante el memorial del presidente republicano Abraham Lincoln y la estatua del presidente mexicano Benito Juárez, previo a su encuentro con el presidente norteamericano, fue un acierto de López Obrador y de la diplomacia mexicana.
Y es precisamente el discurso de AMLO en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca - una pieza oratoria que fue leída con fluidez y sobriedad -, lo que vale la pena destacar por los paralelismos históricos que abordó el presidente mexicano, al referirse a la relación de respeto que existió entre los presidentes Lincoln y Juárez, el primero, nada menos que vencedor de la Guerra de Secesión estadounidense que significó el triunfo de la Unión y la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos, y el segundo triunfador en la guerra contra el Imperio de Maximiliano y la Intervención francesa, además de creador de las Leyes de Reforma – que promulgó desde Veracruz -, y considerado padre de la República Mexicana.
López Obrador también se refirió a otro momento de la historia, ya en el siglo XX, donde coincidieron los presidentes Lázaro Cárdenas y el demócrata Franklin D. Roosevelt, ambos de enorme trascendencia histórica en sus respectivos países, el primero por su apego a los postulados sociales de la Revolución Mexicana, y el segundo por su titánica labor para salir de la gran depresión económica y conducir a su país a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial.
Guardadas las debidas proporciones y circunstancias, el paralelismo entre Lincoln y Juárez, es el marco para evocar el famoso discurso de Gettysburg del presidente Lincoln, cuando definió a la democracia, como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Un principio en el que, más allá de interpretaciones ideológicas de la posteridad, ambos mandatarios coincidieron en el siglo XIX.
Por su parte, en el discurso del presidente Trump, llamó la atención que aludiera a su afinidad con su homólogo mexicano, López Obrador, en el sentido de que ambos fueron electos para luchar contra la corrupción y regresarle el poder a la gente.
Y en efecto, tanto uno como el otro ganaron sus respectivas elecciones presidenciales articulando un amplio consenso social; en el primer caso en contra del establishment político norteamericano representado por la candidatura demócrata de la senadora Hillary Clinton, y en el segundo, a través de una coalición antisistema en contra de la corrupción representada por los gobiernos del PRI y PAN.
Coincidentemente, hoy ambos mandatarios enfrentan barruntos de tormenta en vísperas de elecciones que serán clave para sus respectivos proyectos políticos. Mientras Trump se juega la reelección en medio de cuestionamientos por el manejo de la pandemia de Covid 19 y los disturbios generados en varias ciudades por los brotes del racismo estructural en ese país, López Obrador tendrá la prueba de fuego en las elecciones intermedias de 2021 para la renovación de la Cámara Baja del Congreso y 15 gubernaturas.
En ambos lados del Río Bravo, retumba a lo lejos la cita del discurso de Lincoln: “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Quizá porque actualmente ambos mandatarios lidian por reencontrarse con el “demos” que les permita rearticular el consenso social que les dio el respaldo que los llevó al poder. |
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