En 2021 habrás de escoger a quién dirija los destinos de la ciudad por los siguientes tres años. Ya te has equivocado mucho. Los resultados están a la vista. Cómo sé que tienes memoria muy corta, te recuerdo que debes de ver los resultados de varias administraciones, y claro, también de la actual. Tú eres el mejor juez.
Tu, querida ciudad, sabrás si en alguna administración avanzaste. Ya sé, tu argumento es comparar las obras que han hecho unos y otros administradores. Por ejemplo la pavimentación de caminos rurales, la construcción de avenidas de cuatro y seis carriles donde sólo había dos, incluso recordar esfuerzos de algunos alcaldes que literalmente pavimentaron media ciudad.
También te podrás acordar de algunas obras que han dejado huella, y las vas a comparar con otras obras que solo sirvieron para que quienes en ese entonces te administraban, obtuvieran grandes ganancias por sobreprecios y por realizar obras inútiles, pero carísimas. Todo eso lo traigo a la memoria, porque los cordobeses ven el proceso de sucesión en la alcaldía, como algo ajeno. Cómo sino fuera una de las decisiones más importantes para el futuro de la ciudad… para tu futuro, querida Córdoba.
Veo y escucho que grupos empresariales ya decidieron quién será su candidato y ahora buscan partido. También veo a grupos políticos que se sienten dueños de la ciudad, convencidos de que su candidato será el próximo alcalde. Veo a algunos considerando ser candidatos independientes para negociar con el mejor postor, y si tienen suerte, obtener una regiduría y prebendas. Veo a muchos buscando una regiduría. Es decir, veo a mucha gente a muchos cordobeses buscando SU beneficio personal. Pero ¿A alguien le importa Córdoba?
¿A los cordobeses les importa Córdoba? Esa es la pregunta fundamental en cualquier decisión para el futuro de la ciudad. Por cierto, yo me refiero a Córdoba en estos artículos de la serie ¨ Hablemos Córdoba ¨, pero en realidad podría poner en lugar del nombre de Córdoba, el nombre de cualquier municipio del país y los comentarios seguirían siendo válidos.
Reitero la pregunta: ¿A los habitantes del municipio les importa su municipio y su futuro? De entrada he visto que en general, los mexicanos no sabemos actuar como ciudadanos, es decir, no asumimos nuestra responsabilidad por los asuntos de todos. Dejamos que otros decidan por nosotros. Siempre preguntamos ¿Quién la va a jugar? Como si fuera en realidad un juego el futuro de una ciudad de miles de habitantes.
Ejemplos de ciudades que han cambiado en espacios de tiempo muy pequeños, sobran en todo México. Ciudades que eran literalmente pueblos abandonados, hoy son boyantes fuentes de riqueza para sus habitantes, con inversión, con empleo, con seguridad, con desarrollo social, pero sobre todo, con participación cívica. Y no, no se trata de que los ricos sean los dueños de la ciudad y decidan que viene, ni tampoco que un partido político
se sienta el dueño de la ciudad llámese PAN o Morena, o que un sector de la población se sienta dueña de todos los recursos de la ciudad… Se trata de que todos y cada uno, todos los sin voz, todos los anónimos, todos los habitantes de Córdoba se enteren de que la ciudad es SU ciudad y así como cuidan su casa, su familia, su entorno, así también cuiden y vean por un futuro mejor para SU ciudad, lo cual a su vez implica un mejor futuro para su familia y para ellos mismos.
Los habitantes del municipio que venden su voto al mejor postor no tienen conciencia del daño que le hacen a su ciudad y a su futuro. Acudir a San Luis Potosí y ver cómo ha crecido la ciudad y la actividad económica en 20 años, muestra que el futuro sí está en juego en cada elección. Sólo que esa conciencia está mucho más desarrollada en el norte de México que en el Sur o Sur-Este.
Los habitantes de los municipios piensan que todo sucede por fatalidad, o porque es la Voluntad de Dios, sin comprender que pueden cambiar su destino. Que pueden tener no sólo una mejor ciudad, sino también mejores oportunidades para ellos y sus hijos. Es increíble notar que la mayoría de los municipios incluido el de Córdoba expulsan a sus habitantes, al no haber oportunidades porque son ciudades bucólicas que no cambian con el tiempo, que no son dinámicas, que no mejoran día a día, resulta que no ofrecen oportunidades a las nuevas generaciones, lo cual obliga a separar familias, a que los hijos busquen oportunidades fuera de la ciudad. Cordobeses hay esparcidos por todo México, buena parte de Estados Unidos y algunos muy suertudos, en otras partes del mundo.
Mientras tienes empleo y salario seguro, piensas que no te afectan los vaivenes económicos, sin embargo, Córdoba día con día cierra fuentes de trabajo. Así que lo que ayer no te afectaba, te afecta en el momento en que pierdes el empleo y no encuentras otro en la región. Por increíble que parezca, cada uno es responsable por su propia apatía al escoger quién debe dirigir los destinos de la ciudad, tú podrás emitir tu opinión sobre si los cordobeses se han equivocado o no.
Los partidos políticos rara vez escogen a sus mejores cuadros cuando se trata de candidatos para Córdoba y la región. Las decisiones siempre van por el lado de ¿Quién nos conviene? Si es un partido ganador, la conveniencia va en que las participaciones se las roba alguien del comité estatal o federal, y el candidato paga (invierte) en su propia campaña. Si el partido es perdedor, la conveniencia va en el mismo sentido, y también por el lado de quién genera más votos, para no perder el registro, o para que lleguen los plurinominales a los congresos.
En otros casos, se negocia ser independiente para quitarle votos a tal o cual y favorecer a éste otro partido. Incluso los partidos formales hacen lo mismo, o peor aún como hizo Dante en 2006, aunque sus candidatos ganen, se juega a perder, porque así se negoció, ya sea por una senaduría o por dinero.
A fin de cuentas, la alcaldía y los puestos de representación como lo son los de diputados federales y locales, se consideran botín político. Son los políticos los que luchan por ellos
y son los que se benefician de ese botín. Mientras el pueblo, sin conciencia de sus derechos obligaciones ciudadanas únicamente observa.
A fin de cuentas, la decisión de quién va a dirigir Córdoba va a recaer en los cordobeses. Lo ideal sería que los propios cordobeses entendieran que llevar a alguien que cambie las reglas del juego y saque del marasmo a la ciudad es responsabilidad de todos y todos debieran de orientarse a ese fin, que va a beneficiar a todos. Lo ideal es generalmente una utopia, porque la población se asume como pueblo que requiere ser guiado. O peor aún, no quiere quedar mal con nadie, no se define por nadie y al final queda como siempre, relegado de las decisiones y de los posibles beneficios de tener un buen funcionario que trabaje por el bien de todos, y no por el bien de un grupo.
Hace poco me preguntaban si era yo un idealista, me estaba midiendo un político para saber si era yo de cuidado y había que tomarme en serio, o si solo es una utopía la que persigo. Recordemos que todos los políticos saben que termina su período y tienen que cuidarse de que el que quede en su lugar no sea su enemigo, porque puede denunciar sus trapacerías. Generalmente no o hacen porque esperan que el que venga después no los denuncie a ellos, con lo que los alcaldes, gobernadores y presidentes se convierten en tapaderas del anterior y cómplices también.
Córdoba tiene la opción de participar activamente en optar por los mejores candidatos e incluso evitar que vengan cómo opciones personajes que solo se van a beneficiar y van a mantener el atraso de la ciudad, atraso que yo llamo desgracia. Los cordobeses también pueden optar por no hacer nada, y permitir que los partidos escojan no al mejor futuro alcalde como su candidato, sino al que les conviene a ellos, aunque siga dañando la ciudad. Falta ver que es lo que deciden, y si participan o continúan viendo como cada día su ciudad es menos ciudad, pero no les importa.
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