Desconfiado hasta de su sombra, como debe serlo para ser quién es y hasta donde ha llegado; se considera en extremo difícil -aunque todo puede suceder en este mundo de locos- que el Presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin, acepte la invitación al cambio de gobierno...
Y será una pena que no venga, porque parece que van a echar la casa por la ventana, dándole a cada invitado, entre otros recuerdos, la colección completa de los libros que ha escrito el Presidente López Obrador...
Pero no aceptará la invitación, porque en este mundo de traiciones, en el que el ahijado traiciona al padrino -ahora salen en el NYT, con que lo del Mayo fue ¡una emboscada! ya no saben qué inventar para distraer la atención-...
Además, de que nada garantiza, a pesar que haya declarado que a México no corresponde detener a Putin, que el Presidente López Obrador no se convierta en testigo protegido, a cambio de entregarles al dictador ruso y salvar el pellejo. Pues dicen los enterados, que ya le andan pisando los talones...
Lo que todavía no se ha logrado saber, es la respuesta que se le dará a Zelensky, que fue el que le pidió a López Obrador que detuviera al Dictador del que penden órdenes de aprehensión de la Corte Internacional Penal...
Lo que tampoco se sabe, es por qué no se llevaron a cabo las 4 órdenes de aprehensión que por aquí tenía El Mayo. Pero si tenemos paciencia, nos iremos enterando poco a poco cómo más o menos están las cosas; y se espera que sea antes de que termine el año...
El caso es que lamentablemente no vendrá Vladimir Putin, el hombre más poderoso del mundo; y lamentablemente no podremos preguntarle cómo le hizo para meter en cintura a la bola de homosexuales y anexas...
Porque aquí ya pululan por todos lados y sus desviaciones y desfiguros son un pésimo ejemplo para las juventudes. A tal grado están de mal, que ya quieren que en las actas de nacimiento no se ponga el sexo, hasta que ellos por voluntad propia lo elijan.
Cambiando de tema...
Las cifras que maneja el INEGI en cuanto a enfermedades y defunciones en nuestro México, corrobora lo que en este mismo espacio se ha venido sostenido desde hace tiempo. México es un país de enfermos...
Y como los enfermos piensan como enfermos, se debe recordar la demoledora sentencia pitagórica de que “El bien y el mal no existen. Solo existe la salud y la enfermedad”. Lo que de tajo acaba con el principio de todas las religione$...
Pero por ahí, por la salud, es por donde debiera de enfocarse el problema de la maldad que se ha apoderado de una sociedad que ya ha perdido el respeto por la vida...
En el entendido, de que a la enfermedad se le llama mal. Me siento mal, está mal, se puso mal. Finalmente es patético pensar o suponer, que el Creador hizo a unos buenos y a otros malos; y que encima, nos va a juzgar a todos por igual. Incluso por los pensamientos, las palabras y las obras, como por ahí dicen algunos a quienes los charlatanes les han lavado el cerebro.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida. |
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