Uno podría tener esperanza de que después de un año de gobierno, después de haber cometido una serie de errores que no se reconocen ante la opinión pública pero que en privado, se entienden y conocen a la perfección, el gobierno hubiera cuidado su paso a la historia de México, y comenzaran los aciertos. El presupuesto de egresos de la federación nos muestra que estamos muy equivocados.
La lucha contra la corrupción no existe, es sólo una frase que se repite una y otra vez para consumo de los crédulos que piensan que México ya cambió porque alguien afirma que ya cambió, aunque la realidad niegue lo dicho. Hay novedades positivas como reconocer que ya no se harán las compras consolidadas, porque la estrategia de Raquel Buenrostro falló. Para presionar a las empresas suspendió sin el menor criterio ni conocimiento, compras fundamentales para el bienestar de la población. Cuando no resultó su presión a las empresas, las acusó de corruptas, sin pruebas y sin acusación judicial, violando incluso la ley, pues un servidor público que conoce de un acto de corrupción, está obligado a denunciarlo. Y si mintió, también violó la ley, pues un servidor público debe actuar con verdad. Pero el detalle final, es que cuando les urgían los productos, entonces acudió a las mismas empresas a las que desconoció en principio, a esas empresas que acusó de corruptas, y les compró más caro el producto que al final de cuentas debió compras desde un principio.
También da gusto que sea un presupuesto neoliberal, apreciable para las calificadoras y el FMI. En la retórica y la narrativa del gobierno, lo neoliberal es malo, pero en el presupuesto queda claro que se cuida mucho de cumplir con los preceptos neoliberales, sobre todo, sin déficit peligroso, y austero.
Fuera de eso, la situación cambia en los detalles. El aumento del 1% al área de seguridad implica una reducción de presupuesto real, pues la inflación fue superior al 1%. Todo tipo de análisis que se ha realizado a nivel nacional e internacional señala que el presupuesto para todo el aparato de seguridad y justicia debería de ser el triple de lo que es actualmente. El aumento del 1% lo que le dice a los mexicanos es que la prevención del delito, la persecución del delito vía procuración de justicia, la administración de justicia, todos ellos temas torales y fundamentales para cambiar la historia de sometimiento ante el crimen de los gobiernos pasados y presente, no le interesan al gobierno. Tú seguridad como ciudadano no le interesa al gobierno, la reducción de partidas para estados y municipios en el tema de seguridad implica que no sólo el gobierno federal te seguirá proporcionando el mismo nivel de seguridad, que es mínimo cuando no nulo, sino que también estados y municipios podrán hacer menos de lo poco o nada que hacían para atender tus problemas de seguridad.
El rezago en las fiscalías federales y estatales es brutal. No alcanzan los recursos, considerando que sólo se denuncia el 3% de los delitos. De esos literalmente no se investiga nada, salvo cuando hay una mano interesada que paga la investigación, o
cuando por razones políticas se le otorga prioridad. Y si vamos a la administración de justicia que en teoría debería de ser pronta y expedita, llegamos a lo mismo. Los asuntos escasos que llegan a los tribunales, se llevan años y años, precisamente porque no hay ni suficientes tribunales ni suficientes recursos para administrar justicia a los mexicanos. No es de extrañar que la costumbre de hacerse justicia por la propia mano sea la que predomine en el país.
En el caso de la guardia nacional, el presupuesto señala que no alcanza ni para pagar sueldos de los efectivos actuales, y lo que quiere decir, es que los generales serán los que controlen los recursos humanos, pues a los efectivos de la guardia que es civil en la ley, seguirán en la nómina del ejército y la marina.
Hay una reducción en el presupuesto al programa Jóvenes construyendo el futuro, lo cual implica que el escaso efecto anticíclico de este programa se reduce, en momentos en que la economía mexicana ronda la recesión, y en los cuales la economía mundial amenaza el entorno local con una reducción de su crecimiento económico.
El presupuesto habla más que mil palabras. Nos dice por ejemplo que para Dos Bocas se asignará menos del 10% del presupuesto total del proyecto, lo cual implica que se mintió a los mexicanos afirmando que estaría lista en el 2021. De hecho, a este paso, el gobierno actual inaugurará una parte nada más, sin que se termine a lo largo del sexenio.
El gasto de inversión es mínimo, lo cual plantea que el gobierno no va a apoyar la reactivación de la economía mediante construcción de obra pública. Y lo que nos dice es que ni el gobierno ni la iniciativa privada van a invertir, lo cual nos lleva a un escenario de recesión o estancamiento económico para 2020. Más de lo mismo que hemos sufrido en 2019. Mucho desempleo, cierre de empresas, reducción de la capacidad económica de las áreas del país menos favorecidas, y recesión en algunos estados, pues con un crecimiento tan desigual, para quedar en ceros, habrá estados que aumenten el tamaño de su economía y los estados más pobres lo reducirán, afectando primero a los pobres de México.
La intención de aterrorizar a los contribuyentes para que el SAT pueda recaudar cien mil millones de pesos adicionales, puede ser aún más grave, al desalentar la inversión ante la falta de seguridad jurídica, y violación del principio de inocencia con las medidas de considerar evasión fiscal como delincuencia organizada. Recordemos que la primera vez que se aplicó la ley de extinción de dominio fue durante la Alemania nazi en contra de los bienes de los judíos, es decir en contra de los enemigos del estado.
Decidir que las empresas privadas no inviertan en aguas profundas, lo cual no representa ni un peso de costo para Pemex o México, y si beneficios económicos en el corto plazo. Arriesgar la estabilidad macroeconómica de México, con la posibilidad de mandar a bonos basura los de Pemex, me parece totalmente
irresponsable. Recordemos que los beneficios de un pozo petrolero en manos privadas son mayores que los beneficios que otorga el pozo en manos de Pemex, por la diferencia de costos, el nulo riesgo, y el porcentaje mayor de beneficio que otorga la empresa privada.
En fin, el presupuesto no apoya a la salud, reduce un 50% a las escuelas de tiempo completo, es decir, afecta a padres y madres trabajadores. En los detalles está el diablo que nos habla de una izquierda anquilosada, en lugar de una izquierda moderna. Las políticas de bienestar ocultas. Nada de apoyo a la energía renovable. En fin, grave lo que el presupuesto nos comenta vía sus números, Números que pocos en México entienden, y aunque se traduzca, nadie hace nada.
Tenemos el gobierno que merecemos, Quizá un mejor gobierno del que nos merecemos, por falta de participación ciudadana.
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