Cuando Andrés Manuel López Obrador, confesó hace menos de dos semanas que estaba interviniendo en las elecciones, puso en el predicamento a las autoridades electorales de darle impunidad al presidente o de llevarlo ante la justicia. Lo segundo sin duda hubiera sumido al sistema político mexicano ante una crisis sin precedentes. No se trataba de que se hubiera echo del dominio público la transgresión de algún precepto legal por parte del presidente. No. Para cuando el hoy titular del Ejecutivo Federal tuvo la desfachatez de admitir que estaba interviniendo en el proceso electoral, ya había acumulado una montaña de violaciones a la Constitución y a sus leyes y reglamentos. Recuerdo cuando muy educadamente la senadora Beatriz Paredes Rangel, les reprochó a los legisladores de Morena que teniendo mayoría en ambas cámaras, estaban convocando a una consulta para cancelar el aeropuerto de la Ciudad de México, fuera de la ley. De ahí a la fecha ya son innumerables las veces que Amlo ha pasado por encima de la ley, al grado de inventar votos, como cuando se nombró a la titular de la CNDH. El desmantelamiento de la Reforma Educativa, antes de aprobarse la contrarreforma. Desde luego no voy a realizar el listado de todas las violaciones de la ley por parte de Amlo y su banda, porque el espacio para esta colaboración es limitado, pero valgan estas muestras para tratar de ilustrar que las transgresiones a nuestras leyes por los actuales gobernantes es sistemática, sin embargo es la primera vez que Amlo reconoce que delinque y que coloca a las autoridades ante el dilema de hacerse de la vista gorda o de aplicarle la ley, ante una confesión de parte que releva de prueba a los operadores del derecho.
Es evidente que los dineros que Amlo ha sacado de los fideicomisos, los subejercicios y los ahorros fiscales hacen posible que puedan pagar los 30 mil servidores de la nación, con un sueldo de aproximadamente de 10 mil pesos mensuales estén brigadeando puerta por puerta, espantando a los beneficiarios de las pensiones y apoyos que si no votan por Morena, perderán esos ingresos. Las investigaciones y congelación de cuentas a candidatos opositores muestra que los aparatos del Estado se han echado a andar en contra de todos los contrarios y que piensan distinto a Morena. Los candidatos de la oposición muertos por el crimen organizado hacen pensar que los malosos están actuando como el brazo armado de Morena y que el trato que tienen con ellos no se limita al encargo de ir nada más contra el periódico Reforma sino contra todos los que compitan contra Morena.
Nunca la oposición se había enfrentado a un partido- estado que hiciera de la competencia una oportunidad para liquidar al contrario, con miras de convertirse en régimen sin contrapeos orgánicos ni políticos.
Está muy claro habiendo Amlo, eliminado los contrapesos en el Congreso, al grado de no permitir que los legisladores le cambien ni una coma a sus propuestas y que el Legislativo no pueda formar una comisión para investigar la evidente responsabilidad de Ebrad y de Sheinbaum en el colapso de la Línea Dorada ( 12 ) del Metro, llevando al Máximo Tribunal de la Nación a avalar la ridícula pregunta si somete a la justicia o no a expresidentes, el desmantelamiento de los órganos autónomos, que hoy amenaza al INE y a BANXICO, hacen innegable que Amlo, como Porfirio Diaz, ahora haya empezado a decir, yo no quiero, pero el pueblo me pide que me reelija.
El próximo 6 de junio no podremos recuperar los 331 mil millones de pesos que costó cancelar por mero capricho el aeropuerto de la CDMX y otro tanto por ese Tren Maya, que solo busca llevar turistas a las instalaciones de su prima Felipa y el derroche de la refinería de Dos Bocas, cuando ninguna de las refinerías que están funcionando trabajan más del 60 por ciento. No, pero con nuestro voto podemos lograr que halla una cámara de diputados que impida tanto abuso y tenga Morena que negociar, no con lo que queremos, pero si con diputados diferentes que puedan equilibrar los juicios.
Este 6 de junio tenemos que demostrar que las limosnas que Amlo lanza a lo que él llama sus mascotas, no va a impedir que utilicemos nuestro voto para que nuevamente los niños con cáncer vuelvan a tener medicamentos, las mujeres recuperen sus guarderías, el campo cuente de nuevo con sus apoyos, tengamos más carreteras, más escuelas, más viviendas, y sobre todo , para que el Poder Judicial recupere su independencia y el Congreso vigile y controle al Poder Ejecutivo, como lo ordena la Constitucion, para que los órganos autónomos cumplan con su función limitante y de certeza. Que no se toque al INE y que no halla incondicionales en BANXICO que al poner las reservas a disposición de Amlo, lleve más pronto a la bancarrota al país.
Entre las croquetas para lo que Amlo llama sus mascotas, este 6 de junio votemos por restablecer la equidad en la competencia y los equilibrios republicanos, para recuperar el empleo y la justicia social para todos. |
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