Esta zona tiene un gran impedimento. Los inútiles de Capufe, los que controlan las carreteras concesionadas. Se propusieron arreglar el deteriorado Puente de Metlac, que lo están soldando porque se carcomía de oxidado y representaba gran peligro. Por el otro lado, ahora en diciembre, que es temporada navideña y caminan por estos caminos miles de camiones de doble caja y normales y automovilistas, pues también decidieron tirar la mugre, espantosa y demorada caseta de Capufe, la 045. Pero el problema es que ahora las colas dan hasta Rancho Trejo. Es imposible caminar esta zona y eso le está pegando a Fortín, Córdoba y Orizaba, donde los turistas ya no quieren venir por estas demoras. A Mi Mero me tocó, el otro día que me decidí ir a Xalapa a una comida con los cuates, hacer 10 horas entre ida y vuelta, las mismas que hice en el vuelo México-Madrid de Aeroméxico, pero al menos allí dan de tragar dos veces y puede uno ver películas. Aquí a pujar por el peligro de los tráileres doble caja. Este es un gobierno inútil, el de la 4T, complicaron esta situación y ahora son estos pueblos mágicos que pagan con brillantes no sus pecados, a la inutilidad de quienes dirigen Capufe.
EL PREMIO A LA TRAICION
Napoleón solía decir: Me encanta la traición, pero odio al traidor. De traidores está llena la tierra, desde aquella primera a Jesucristo, no ha habido días que no se traicione a alguien, hasta llegar a la de Julio César: ¿Tú también, Brutus? Aunque hay de traiciones a traidores. De frases de traidores está lleno el Goggle y el Wikipedia. Como esta de Clemenceau: “Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro”. Como es el caso de este cínico llamado Omar Fayad. Árabe musulmán, priista de toda su vida que una vez chaqueteó y se fue al PVEM, a sus 61 años dejó de ser gobernador de Hidalgo, casado con la actriz Victoria Ruffo, su fama se acrecentó y Peña Nieto lo apapachó, porque Peña tenia de esposa a otra artista, Angélica Rivera. Al grito de ‘No tengo méritos pero estoy listo’, una mañana que el gallo cantó, Fayad ya se había puesto a las órdenes de AMLO, como aquellos viejos políticos soldados priistas que se ponían a la orden del presidente en turno, y cuando pactaron entregar la gubernatura de Hidalgo a Morena, Fayad ya sabía que el paraíso era para él y así fue, logró la embajada de Noruega, un país del primer mundo, donde seguro Fayad no habla la lengua nórdica y ni siquiera debe saber que es un país de solo 5 millones de habitantes. Siempre ha sido así. Los presidentes tienen de premio de consolación las embajadas, como si fueran cuartos quemados, quitándoles el espacio a funcionarios que han desarrollado sus trabajos y estudios en las relaciones exteriores. Aquí va puro grillo, y feos, para que los noruegos digan: que feos son estos mexicanos. Pero aquí nos tocó vivir, diría Cristina Pacheco y Fayad, vendió su alma al diablo, al igual que Quirino Ordaz, que se fue a España mía, Claudia Pavlovich, Cónsul en Barcelona, donde una vez la ocupó con gran trabajo y prestigio el exgobernador Fidel Herrera Beltrán, el campechano Carlos Ayala a República Dominicana, y Carlos Joaquín de Quintana Roo a Canadá. En la galería del edificio de Tlatelocolco, los empleados debían poner una foto de estos cinco chapulines traidores, y ponerles una etiqueta al pie que diga, sus méritos fueron por ser chaqueteros y traidores, que es lo mesmo, dirían en mi pueblo. Venga, pues.
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