Uno pensaría que la Guerra Fría había terminado cuando cayó el Muro de Berlín y el Papa Juan Pablo Segundo, con un poco de ayuda de Reagan y de Gorbachov, sacudieron los cimientos de ese comunismo, aquel del que Alexander Solzhenitsin solía decir: “Para nosotros, en Rusia, el comunismo es un perro muerto, mientras que, para muchas personas en Occidente, sigue siendo un león que vive”. Habría muchas frases de eso: ‘Bajo el capitalismo, el hombre explota al hombre. Bajo el comunismo, es a la inversa’. Pues parece que no, hace días en Rusia apañaron a un espía americano que vivía acreditado a su Embajada, Vladimir Putin, que no es putín, se emputó y se lo envió a los americanos en DHL, entrega inmediata de regreso, persona non grata. Se pensaría que esas cosas ya no existen. Ahora hay que checar a los árabes disidentes y sus tecnologías nucleares, como la de los sirios, porque el gordito timbón y panzón de Corea del Norte no debe dar miedo a nadie, ese debe ser feliz amenazando que va a iniciar la Tercera Guerra Mundial mientras se come unas diez hamburguesas al día. Una vez de un tiempo, cuando Kennedy y Nikita Kruschev se enfrascaban en dominar el mundo, en Berlín, en el llamado ‘check point’, tanques rusos contra tanques americanos por poco desatan el infierno mundial. Uno al otro se apuntaron como queriendo pelear. Cierto fue que cayó un espía y la cosa no debe pasar a mayores. Vienen elecciones americanas y hubo sospechas de que, hace mas de 4 años, los rusos operaron en favor de Trump hackeando y metiéndose en los servidores americanos de votantes, para influir contra Hillary Clinton, a quien lograron derrotar. Trump es más cuate de Putin. Lo que no es Kamala Harris. Toco el tema porque en el SKY, exhiben una serie extraordinaria de espías, Los Americanos, de los tiempos de Reagan, se ríe uno de aquella tecnología pasada de moda, de los radio escuchas y demás utensilios. Véanla, es buena y la Keri Russel luce más guapa y más actriz que nunca. The Americans” es un drama de época sobre un matrimonio de dos espías del KGB que se hacen pasar por estadounidenses en los suburbios de Washington DC en la década de los 80. Después de ‘Homeland’, es la serie que acapara audiencia, cuando la KGB y la CIA se enfrascaban en ser los mejores. Lógico, aquí los buenos son los americanos, porque está filmada en Estados Unidos y ambientada en Washington. Y los malos siguen siendo los comunistas, sin duda, más ahora que su estandarte en América Latina es el gorila Nicolás Maduro, quien acaba de robarse la elección por enésima vez. |
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