NOS LO contó un cubano refugiado que busca nacionalizarse mexicano: a la Presidenta Claudia Sheinbaum la está engañando el Gobierno de Cuba, porque los hidrocarburos (petróleo y gasolina) que están enviando regalado o subsidiado no es para la Isla. “Lo están vendiendo a naciones vecinas en el Caribe y las Antillas. Nosotros no tenemos opción, por eso mejor huimos y pedimos refugio, pero ustedes –los mexicanos- si tienen una ventaja: cuentan con el voto para quitar a quien deseen. Nosotros ni a eso tenemos derecho, y mucha gente está molesta”. El hermano de la República Cubana dice tener prueba de sus dichos, y la revelación es grave. Y es que, en un lapso de apenas un mes (de mayo a junio de 2025), Pemex registró ante autoridades aduanales la salida a Cuba de 39 embarques de hidrocarburos con valor superior a los 850 millones de dólares, que equivale a alrededor de 16 mil millones de pesos. Ese monto es cercano al valor del petróleo que Pemex reportó haber enviado a la isla en los dos años previos: 1 mil millones de dólares de julio de 2023 a septiembre de 2024, en tiempos de Andrés Manuel López Obrador, acaso el presidente más saqueador de la riqueza energética del País. Los registros de plataformas de comercio exterior, como Veritrade, muestran que entre el 29 de mayo y el 27 de junio de 2025 se registró ante aduanas el envío a Cuba de 10 millones 230 barriles de petróleo crudo y 132.5 millones de litros de productos identificados como turbosina, aceite diésel y gasolina regular. Esas operaciones se realizaron a través de Gasolinas del Bienestar SA de CV, filial de Pemex creada para exportar hidrocarburos a la isla. Los seguimientos satelitales consultados por MCCI muestran las operaciones de algunos de los buques petroleros que han salido de puertos del Golfo de México con destino a Cuba.
POR EJEMPLO, el buque Ocean Mariner, con capacidad aproximada de 95 mil barriles de petróleo, salió de Tampico el 29 de marzo de 2025 y llegó a La Habana el 12 de abril cerca de la medianoche. Retornó a México el 23 de abril. Posteriormente, el 22 de mayo volvió a salir de Tampico con destino a La Habana, a donde llegó el 2 de junio. El cargamento más reciente zarpó el 20 de julio de la terminal marítima de Pemex en la laguna de Pajaritos, y arribó la mañana del 27 de julio a la refinería Ñico López, situada a orillas de la Bahía de La Habana. De ahí pasó al puerto de Moa, en la costa norte de Cuba, al que llegó el 3 de agosto, para retornar a Coatzacoalcos el 9 de agosto. El barco Bicentenario, que es propiedad de Pemex logística, también ha sido utilizado para los envíos a Cuba. En 2023 realizó cuatro visitas al puerto de La Habana y uno al de Matanzas, al sur de la isla. Al menos tres buques petroleros de bandera cubana han zarpado en 31 ocasiones de la central marítima de Pemex en Coatzacoalcos entre 2023 y 2024, según los registros históricos consultados por MCCI. El buque Delsa ha realizado en ese periodo ocho viajes al mencionado puerto veracruzano; el barco Esperanza hizo seis viajes y el Vilma 31. Además, según registros satelitales, el buque petrolero Sandino -también de bandera cubana- permanece anclado desde el pasado 28 de julio frente a la terminal portuaria de Pemex en Pajaritos. Hasta 2023, el principal destino de ese barco había sido el puerto “José Terminal”, el principal punto de exportación de petróleo de Venezuela. Lo peor, dice el cubano, es que le están viendo la cara al Gobierno mexicano, ya que lo enviado no es para uso de la isla sino para negociarlo al exterior a costa de los propios mexicanos. Vaya caso que debería ser indagado por la oposición…
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AUNQUE LA presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido el aumento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los refrescos y bebidas azucaradas, asegurando que su principal objetivo no es recaudatorio sino de salud pública, lo cierto es que el pueblo, ese que defiende tanto, pagará las consecuencias del gravamen, pues debe saber la mandataria que gran parte de la sociedad, sobre todo la de capas, económicamente, las bajas, es la que más consume esa bebida, no solo directamente, como tal, sino que la utiliza, incluso, para guisos y como medicamento contra la presión baja. Y es que México es el país con el mayor consumo per cápita de esa bebida, con un promedio de 160 litros al año por persona, y Chiapas es la región con la ingesta más alta del mundo, con un promedio de 821.25 litros por habitante cada año, lo que debe a factores como la fuerte presencia de plantas embotelladoras, campañas de marketing dirigidas en idiomas locales y la limitada accesibilidad al agua potable de calidad. No es secreto, sin embargo, que, en México, la Coca-Cola tiene usos de consumo como bebida refrescante y como producto para fines de limpieza doméstica. Sus propiedades ácidas, como el ácido fosfórico, la hacen útil para desengrasar, quitar manchas de óxido y limpiar superficies como inodoros, ollas y sartenes. También se utiliza para eliminar óxido; aflojar tuercas; limpiar terminales de batería y restaurar brillo, por lo que el incremento que tendrá en su costo, pues a mayor impuesto mayor precio, repercutirá en esa población que desayuna, come y cena con la bebida de cola. Y solo para tener una idea de lo anterior, como ya se dijo, Chiapas consume 821.25 litros del refresco por persona; Tabasco un estimado superior a 300 litros; Oaxaca, entre 250 y 300 litros; Veracruz alrededor de 250 litros; Campeche entre 230 y 270 litros; Yucatán alrededor de 220 litros; Quintana Roo entre 200 y 230 litros; Guerrero cerca de 200 litros; el estimado de Hidalgo es de 190 a 210 litros y Puebla entre 180 y 200 litros.
DE ACUERDO A encuestas de salud y comportamiento del mercado, los estados del sur y sureste presentan consistentemente los mayores índices de consumo, lo que se relaciona con condiciones socioeconómicas, falta de acceso a agua potable, clima cálido y una intensa presencia comercial de marcas refresqueras. El contraste es notorio si se compara con entidades del norte o centro del país donde, aunque el consumo sigue siendo alto, no alcanza los niveles extremos observados en el sur. Además de los factores estructurales, se suman a su consumo elementos culturales: en muchos hogares el refresco es parte habitual de la dieta diaria, e incluso se utiliza en ceremonias religiosas o como sustituto del desayuno. Esta “normalización” del refresco ha generado un entorno de consumo difícil de revertir, a pesar de las advertencias sobre su impacto en la salud. La combinación de falta de agua segura, precios accesibles del refresco, y una tradición publicitaria muy consolidada hace que estos estados sean los más vulnerables al consumo excesivo de bebidas azucaradas. El consumo promedio mundial es mucho menor, mientras que México destaca por sus altos niveles de consumo. La Presidenta Sheinbaum ha reiterado en múltiples ocasiones que la finalidad del aumento al impuesto es reducir el consumo de estos productos, lo que, a su vez, podría disminuir los índices de obesidad y diabetes en el país, pero la decisión se toma de manera unilateral, sin considerar la opinión de una población consumista.
SIN EMBARGO, ante el riesgo de protestas por parte de la sociedad que tiene a los refrescos embotellados como una adicción, el gobierno llegó a un acuerdo con las principales empresas refresqueras, incluyendo Coca-Cola, para que reduzcan en un 30 por ciento el contenido de azúcar en sus bebidas. A cambio, el impuesto para las versiones dietéticas o cero calorías se mantendría en un nivel menor. Sheinbaum ha indicado que la recaudación obtenida del IEPS se destinará a financiar programas de salud y educación infantil, aunque eso todavía se encuentra en duda, ya que la principal versión que se tiene, es que se busca mayor recaudación para seguir comprando consciencias mediante los llamados programas sociales. La oposición, como el PAN, ha cuestionado los motivos del aumento de impuestos, denunciando que es una medida meramente recaudatoria que afecta a la economía familiar. Las empresas refresqueras, aunque se han mostrado en desacuerdo con la medida, han accedido a las negociaciones con el gobierno. Coca-Cola, por ejemplo, ha calificado impuestos similares en el pasado como discriminatorios, y vaya que no le falta razón…OPINA carjesus30@hotmail.com
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