NO ES por echarle más combustible a la leña, pero desde siempre se le dijo a Rocío Nahle García que tenía que delegar responsabilidades en sus colaboradores, hablar menos, actuar con certeza y evitar la imagen deteriorada de una gobernante autoritaria, sabelotodo, distanciada de los medios de comunicación y, lo que es peor, alejarse de los aduladores que solo le dan por su lado (en la medida en que reciben sus respectivas recompensas) , cultivándole la personalidad cuando, en realidad, solo han coadyuvado a su estropeada imagen. En pocas palabras, odiamos decir “se lo dije”, pero en realidad “te lo dijimos”. Y es que resulta inconcebible que a 11 días de que la gobernadora Rocío Nahle García de lectura a su Primer Informe de Gobierno -el domingo 30 de noviembre en la Plaza Lerdo, en Xalapa-, aparezca en la lista de evaluados por la empresa Mitofsky, líder en el campo de la investigación de la opinión pública, como la peor Gobernadora de los 32 que integran al territorio nacional, ocupando, precisamente el trigésimo segundo sitio, por abajo, incluso, de Javier May de Tabasco y Layda Sansores San Román, de Campeche, que ya es mucho decir, llevándose las palmas Mara Lezama, Tere Jiménez y Ricardo Gallardo de Quintana Roo, Aguascalientes y San Luis Potosí, respectivamente, como los tres mejores gobernadores evaluados. No sacaremos raja del árbol caído, pero es bueno decir que la mandataria Estatal debe gastar en un buen asesor político-financiero, e incluso en materia de protección civil y comunicación social para evitar las pifias que la han colocado en el sótano en materia de popularidad, aunque acaso le apueste, precisamente, a ello, convencida de que en la medida en que sea de lo peor, estará más en el ánimo de la Presidente Claudia Sheinbaum, y ahí está el caso de Cuitláhuac García, a quien no solo premiaron con un jugoso cargo sino, incluso, le borraron los escollos de la enorme deuda que heredó a Nahle.
LA GOBERNADORA, sin embargo, si desea trascender, debe acaso, reconciliarse con los medios de comunicación serios, los que le pueden aportar proyección sólida, profesional y con tendencia al crecimiento, y no gastar costaladas de dinero en portales a modo que solo le halaguen el ego, haciéndole creer que el autoritarismo es lo de hoy, mientras la imagen que transmite Nahle García en el ámbito nacional se desquebraja. Querer ser directora de la orquesta y al mismo tiempo tocar todos los instrumentos es una práctica que muchos gobernantes por inexperiencia quieren asumir, pero las consecuencias son fatales. Ella debe dirigir, y que el grupo que le acompaña realice sus tareas, permitiéndoles un desempeño coordinado, y quienes no sirvan deben irse. Bastó ver la comparecencia del Secretario de Desarrollo Económico, Ernesto Pérez Astorga ante diputados, para entender que gran parte del gabinete son improvisados a los que no les permite un desempeño eficiente, pues el funcionario ni siquiera supo lo que leía y menos comprendía lo que un asesor cercano le explicaba, haciendo enorme ridículo ante un público que se burló de sus torpezas. O el titular de SeFiPlan que insistía en Titotla como uno de los destinos turísticos más importantes del Estado por sus playas, cuando lo que hay en ese lugar son charcos formados por las lluvias. Nahle debe entender que la seguridad no está funcionando, que hay ejecutados, feminicidios, asaltos, robos, secuestros y todo aquello que empaña la imagen de su Gobierno, pero para que todo se resuelva debe dar un manotazo en la mesa, sin regaños públicos que solo la evidencian como tirana, sino tomar decisiones y quitarse todo lo que no le ha funcionario; contratar secretarios de manera gerencial, y no por compadrazgo, amiguismo o recomendaciones de familiares cercanos. Eso ya no funciona. No se trata de que en todo momento de la cara sino tiene la información precisa que le reclama la sociedad, pero de seguirlo haciendo, uno se pregunta: ¿y entonces para qué sirven sus colaboradores?.
INSISTIR EN porque ocupa el lugar 32 de 32 Gobernadores, esto es, la peor evaluada por consulta Mitofsky, sería ocioso. Lo importante es que la Gobernadora esté de acuerdo en remontar esa calificación que es pésima, pero para ello debe reconocer que está mal, pues como bien dicen los expertos en adicciones, reconocer que se es alcohólico (o que se tiene un problema con el alcohol o alguna adicción) es ampliamente considerado el primer y más crucial paso para iniciar y tener éxito en el proceso de recuperación, pues la negación del problema es uno de los mayores obstáculos para buscar y aceptar ayuda. El razonamiento detrás de esto es: 1.-Aceptación de la impotencia, esto es, admitir la impotencia ante un problema, lo cual es fundamental para aceptar que se necesita ayuda externa para manejar el conflicto. 2.-Motivación para el cambio, donde el reconocimiento de la gravedad de la situación es lo que motiva a una persona a buscar soluciones, ya sea a través de terapias conductuales, medicamentos, grupos de apoyo u otras intervenciones profesionales. 3.-Compromiso con el tratamiento: El proceso de recuperación es continuo y requiere un esfuerzo dedicado y cambios en el estilo de vida, lo cual es difícil de mantener sin un reconocimiento personal y un compromiso con la sociedad. Nahle, según se sabe, aspira a retornar al gabinete Federal, pero con tan malas notas, lo más probable es que la Presidenta Sheinbaum lo piense dos veces, aunque insistimos: en MoReNa, entre menos méritos tenga un aspirante al crecimiento, más pronto lo logra, e insistir en los ejemplos sale sobrando, ya que existen muchos que sin merecer nada lo han logrado todo. En fin, la Gobernadora tiene las peores notas de acuerdo a la destacada calificadora, pero aún puede remontar si realmente se lo propone, haciendo a un lado esa imagen de suficiencia que le gusta transmitir y ese autoritarismo absurdo y exhibicionista que, por lo visto, no le ha traído nada bueno.
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LE TENGO afecto al diputado local –y, por lo visto, otra vez aspirante a la candidatura que le permita disputar la Gubernatura del Estado en 2030, esta vez, acaso por Movimiento Ciudadano, pero no estamos de acuerdo en la exhibición que dio en el recinto del Congreso del Estado y en uno de los pasillos, al confrontar públicamente al Secretario Estatal de Finanzas, Miguel Santiago Reyes Hernández, un poblano con poco tiempo en territorio veracruzano, amenazando casi con golpearlo y, posteriormente, hacer lo propio con un empleado del nefasto titular de la junta de coordinación política, Esteban Bautista Hernández, a quien advirtió con romperle la cara (bueno, evitamos las malas palabras). Entendemos el temperamento de Yunes Landa quien defendía, inicialmente, a Indira San Román a quien el Secretario de Finanzas ofendió diciéndole que no entendía nada, aun cuando la defendida es del PAN y Héctor del PRI, institutos que ya dieron por terminada su alianza, pero no son formas, y menos públicamente, pues lo menos que requiere esta Entidad asolada por la violencia es, precisamente, más escenas de violencia. Héctor, sin duda, debe cambiar el discurso y la actitud y dejar de querer parecerse a Alejandro Moreno Cárdenas o, en última instancia a Gerardo Fernández Noroña, no vaya a ser que se le aparezca un Alito. Nuestro respeto y amistad a Héctor Yunes pero, definitivamente, no son las formas, y menos si posteriormente va a pedir disculpas por sus actos. Tenía que decirse y se dijo. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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