Algo tiene el agua cuando la bendicen, suelen decir. Algo tiene Veracruz cuando la visitan todos los presuntos que quieren la silla de AMLO de Morena. La semana que terminó, que fue santa y de vacaciones, llegaron a estas tierras veracruzanas, primero Ricardo Monreal, quien tuvo lleno en el teatro Clavijero de Veracruz y se sorprendieron propios y extraños, que la alcaldesa de Veracruz, Paty Lobeira de Yunes, institucional con las figuras políticas, no importa de qué partido sean, apareció en uno de sus eventos, lo que dio paso a que desde Palacio tiraran metralla con sus plumíferos contra los Yunes, pero a ellos, como dice su patrón AMLO, les hicieron lo que el viento a Juárez. Después de Monreal llegó el que siempre anda a gusto, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, reunió a la cúpula petrolera y los trabajadores de ingenios y otros actos realizados por las hijas de Cirilo Vázquez, un ex cacique de esa zona. A su lado, Cheko Gutiérrez Luna, que recibían las porras de sus incondicionales, con el grito a uno de ¡Presidente! y al otro de ¡Gobernador!. Esa dupla es como Batman y Robin, cada que aparecen en Veracruz le da calambres y urticaria al gobernador. Él, por su parte, recibió a Claudia Sheinbaum, donde Cuitláhuac aspira y suspira por ser el coordinador de la campaña en el sureste, si es designada, porque al que anda a gusto, ya le dicen presidente, y AMLO me parece que ya definió quien es su corcholata favorita. Allí en esa gira la zacatecana que aspira a gobernar Veracruz, Rocío Nahle. El otro que no vino, pero no tarda, andaba por Puebla el mismo día del proselitismo, Marcelo Ebrard tuvo buen acto poblano y luego se fue a comer un mole clásico de esa zona. Ebrard es todo un misterio. Dante Delgado lo quiere para que, cuando vea que no es candidato de Morena, se venga a Movimiento Ciudadano (MC) y con él, dicen los dantistas, ganan la presidencia del país. Puede ser. Lo muy cierto es que la oposición se duerme en sus laureles. Aunque los presuntos candidatos de Morena violen la ley electoral, en el lado de enfrente ya debían designar a tres candidatos de la oposición, para que recorran parte del país, como lo hacen los otros, y comiencen a ser conocidos y escucharlos. Si no, cuando se den cuenta ya los arrollaron.
EL MARATON DE BOSTON
En mis viajes de viajero frecuente, he recordado las ocasiones que me he topado con un Maratón. Los que hacen en Estados Unidos son legendarios. Cierta vez en París, sin saberlo ni conocerlo, me tocó la final de su carrera de bicicletas llamada La Tour de Francia, donde los europeos y latinoamericanos le pedalean por la gloria. Carrera que se inició en 1903. Iba en el taxi y le dije al conductor que si iba por mí en la mañana al hotel donde me hospedaba. Imposible, me contestó raudo y veloz, en primera porque cierran todo el primer cuadro de París, que bien vale una misa, y luego él mismo iba a verla. Me indicó que Metro tomar y dónde apearme, pues me bajé en Champs Elyses y desde allí vi a esos grandes del ciclismo. Otra vez en Chicago por igual, me tocó la Maratón que dominan los kenianos y todo cerrado, había que pedalearle a pie por el centro. Esta carrera es más reciente, desde 1977. Pero la joya de la corona por su antigüedad se corre ahora mismo. El Maratón de Boston, desde 1897 en la ciudad de Boston, estado de Massachusetts, Estados Unidos. Junto con las maratones de Nueva York, Berlín, Chicago, Londres, Tokio, la de los Juegos Olímpicos y la del Campeonato Mundial, es una de las más importantes del mundo. Suele celebrarse el tercer lunes de abril. Ahora en Veracruz, donde de vez en cuando corre el exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, se ha celebrado por hace algunos años su carrera entre Boca del Rio y el Puerto, ahí van, dentro de 100 años será reconocida, y luego le seguirán Tierra Blanca y Chacaltianguis. Toco el tema porque cada año rinden un homenaje de los caídos por la bomba que los locochones musulmanes de la Yihad explotaron y lastimaron gente y aquella fue una cacería implacable, tomaron la ciudad como rehenes, porque la policía, en lo que buscaban al segundo terrorista, cerraron toda la ciudad, lo que motivó que el presidente Barack Obama llamara a las autoridades de Boston para que abrieran todo, porque no podían mantener a la ciudad paralizada. Obama llegó a una misa y funeral de esos caídos, y les tiró un discurso inolvidable. El tema está ahora en Netflix, ‘El atentado en el Maratón de Boston’, una miniserie que vale la pena ver. Ya había una extraordinaria película, ‘Día del atentado’, con Mark Wahlberg, Kevin Bacon y John Goodman, que narra las peripecias de cómo los detuvieron, aniquilando al primero y deteniendo al segundo hermano. Véanla, vale la pena.
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