Dante Delgado Rannauro, dueño del partido MC, vive su infierno, ayer tiró una soflama incendiaria contra el PRIAN. Los hizo sus enemigos de a deveras y amenazó con que iba a derrumbar esa línea Maginot, la que utilizaron los franceses en la Segunda Guerra Mundial y los nazis la atravesaron caminando. Así Dante. Les hará morder el polvo, y siguiendo la tónica de su pupilo, el fosfo derrocado, casi dijo que los iba a extinguir sobre la faz de la tierra, como los dinosaurios. Xóchitl ya entendió que allí no tendrá Alianza, pero Dante también sabe que otro candidato como Samuel García y su esposa, no los encontrará por ningún lado. Y si él se anima, como lo andan mencionando, será un dinosaurio que cambió de partido para ir contra dos mujeres, seguro queda en tercer lugar. Patricia Mercado es una mejor opción, pero en fin, Dante ya decidirá qué hacer, el más consciente de su equipo lo fue el niño Colosio, según Jorge Fernández Menéndez, comentó esto: “Una de las buenas noticias que hubo en todo esto fue la actitud que tomó el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, que no acompañó a Samuel en esta aventura, que propuso salidas legales a la crisis y que mostró en todo momento diálogo y mesura. El hijo del candidato asesinado en 1994 no escuchó los cantos de sirena que lo mostraban competitivo en las encuestas, decidió no buscar la candidatura y optó por la sensatez: buscar la reelección en Monterrey, quizás dar el salto después al gobierno estatal y estar listo y con bagaje, si las circunstancias lo permiten, para 2030. Bien aconsejado, ha buscado consolidar, no dinamitar. Y sobre todo no dejarse, como Samuel, guiar por la vanidad”. Pero esta historia continuará. To be continued.
LA MUERTE DE IBARGUENGOITIA
En la FIL de Guadalajara se presentó el libro. A 40 años del accidente de avión que mató a Jorge Ibargüengoitia: “Es como el eslabón perdido de la cultura latinoamericana”. La poeta mexicana Amaranta Caballero recopila varios textos que siguen la pista de la catástrofe del 27 de noviembre de 1983 en la que también murieron los escritores Ángel Rama, Manuel Scorza y Marta Traba. La madrugada del 27 de noviembre de hace 40 años, un avión de la aerolínea Avianca cayó sobre el municipio de Mejorada del Campo, a unos 29 kilómetros de Madrid. La tragedia, cuyos detalles y víctimas habían quedado hasta ahora casi en el olvido, no solo mató a 181, de las 192 personas que habían salido de la ciudad de París con dirección a Colombia —con una escala programada en la capital española que no pudo ser—, también terminó con la vida de algunas de las mentes más brillantes y prometedoras de la época para la vida cultural y artística de América Latina: el escritor mexicano Jorge Ibargüengiotia, el peruano Manuel Scorza, la argentina Marta Traba y su marido, el uruguayo Ángel Rama. La poeta mexicana Amaranta Caballero ha rescatado un pedazo de la memoria de ese acontecimiento en su libro Olafo y Los amigos. Jorge Ibargüengoitia y el avionazo de Avianca de 1983, en el que se puede considerar como el inicio del rescate histórico de un momento clave para el futuro literario y artístico de toda la región.
Tuvieron que pasar muchísimos años de la tragedia para que una poeta y artista multidisciplinaria como Caballero Prado, originaria como Ibargüengoitia del Estado de Guanajuato, y un periodista español como Arturo Lezcano se enteraran sorpresivamente de que eran las únicas personas en el mundo que se habían interesado paralelamente en el accidente del avión en Mejorada del Campo, en 1983. De uno y otro lado del Atlántico, y sin saberlo, en 2018 Lezcano y Caballero trabajaban simultáneamente en encontrar los registros (casi inexistentes) del accidente. Movido por un impulso periodístico para narrar varias tragedias en España en lo que él consideraba un año clave y vertiginoso para su país, Lezcano investigó exhaustivamente lo sucedido y lo hizo parte de su libro Madrid, 1983. Cuando todo se acelera (Libros del K.O., 2021). “Ese accidente es como el eslabón perdido de la cultura latinoamericana, o de la literatura. No en vano ellos mueren ahí, y es que podrían haber sido perfectamente Gabo, Cortázar y Vargas Llosa, porque todos están yendo al primer congreso hispanoamericano de la cultura, que se iba a celebrar, y se celebró, además, con un minuto de silencio, en Bogotá al día siguiente”, cuenta, emocionado. (Diario El País).
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