SIN NINGUN afán de “fregar al vecino”, no estaría de más realizar una encuesta que permitiera conocer cuántos libros per cápita (o por persona) ha leído el gabinete legal y ampliado del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez –incluido el propio mandatario estatal-, a propósito del “Día del Libro” cuya celebración se remonta a 1926, y cuya fecha -23 de abril- se escogió porque un día como ese, pero de 1616 falleció Miguel de Cervantes Saavedra (el afamado Manco de Lepanto, autor de la obra universal Don Quijote de la Mancha; también un 23 de abril de 1564 nació William Shakespeare, y en esa misma fecha pero en 1616 murió Gómez Suárez de Figueroa, conocido como Garcilaso de la Vega. Otros escritores eminentes que nacieron o murieron un 23 de Abril son: Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o el colombiano Manuel Mejía Vallejo, y por ello la fecha fue escogida por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO que, aunque se fundó el 16 de Noviembre de 1945, en Londres, antes existía como una ramificación de la Sociedad de Naciones (SDN) creada en 1919, pero fue reemplazada por la ONU ya que dicha organización había fallado en su propósito de evitar otro conflicto internacional. El término “Naciones Unidas” se pronunció por vez primera en plena Segunda Guerra Mundial por el entonces presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, en la Declaración de Principios, el 1 de Enero de 1942 como una alianza de 26 países en la que sus representantes se comprometieron a defender la Carta del Atlántico, y emplear sus recursos en la guerra contra el Eje Roma-Berlín-Tokio. Uffff.
PERO VOLVIENDO al tema inicial –ya que lo anterior es solo una aportación o introducción por si no lo sabía-, la pregunta es: ¿cuántos libros ha leído en sus más de 50 años de existencia el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y los integrantes de su gabinete? Porque dicen los teóricos que la lectura, además de alimentar la imaginación y favorecer la concentración, ayuda a mejorar algunas habilidades sociales, como la empatía. Un ávido lector rápido aprende a identificarse con los personajes de las historias que lee, y está más dispuesto a abrirse a otras vidas. Y es que leer alimenta la imaginación, modifica (para bien) el cerebro, nos hace progresar y nos prepara para el éxito, además de que enriquece el lenguaje y lo torna fluido y coherente. Un lector de libros será, siempre, un excelente orador, y no solo un demagogo ocurrente.
DE ACUERDO al Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México hay cada vez menos lectores, pues explica que en los últimos cinco años el porcentaje de población que leyó alguna publicación representa un decremento aproximado a los 10 puntos porcentuales, ya que mientras en 2015 se registró un 84.2 por ciento, en lo que va de 2019 es de 74.8 por ciento. Según esa instancia, los encuestados aseguraron que las principales razones para no leer son la falta de tiempo, con un 47.9 por ciento, además del desinterés en la lectura con 21.7 por ciento. Por persona se leen 3.3 libros anualmente, y son los hombres quienes más leen, con 78.1 por ciento sobre un 71.7 por ciento de las mujeres. El estudio también destaca que la temática más leída en los libros fue literatura con 42.5 por ciento, seguido de temas relacionados con alguna materia o profesión, libro de texto o de uso universitario con 34.1 por ciento y de temas de autoayuda, superación personal o religioso con 26.6 por ciento. En medio de las tendencias y facilidades tecnológicas, la mayoría de los lectores se inclina por los materiales impresos, aun cuando ya se pueden consultar o leer libros por internet que son gratuitos, y que cada vez corresponden a títulos variados. El estudio destaca además que la asistencia a establecimientos de venta o préstamo de materiales de lectura es escasa, ya que en este aspecto los lectores prefieren la sección de libros y revistas de una tienda departamental, seguida de las librerías, y en tercer lugar los puestos de libros y revistas, mientras que la visita a bibliotecas quedó en el último lugar. Llama la atención del sondeo que más de tres cuartas partes de los encuestados aseguraron comprender “todo” o “la mayor parte” de lo que lee, en contraste, el 21.3 por ciento que comprende “la mitad” o “poco” del contenido de la lectura.
PERO ¿CUÁNTOS libros ha leído el gobernador García Jiménez? El 18 de Diciembre de 2018, la periodista de Milenio, Isabel Zamudio le preguntó al mandatario Estatal:
-Además de bailar y del futbol, ¿cuáles son sus pasatiempos?-, y este respondió: “Me gusta hacer deporte, me gusta la salsa, me gusta toda la música; mi hermano toca en la Orquesta Sinfónica de Xalapa y eso hizo que nos despertara el gusto por la música clásica y toda la consagrada. También me gusta el ajedrez y lo practico a un buen nivel”, y al no obtener una respuesta acaso relacionada con la lectura, la acuciosa reportera insistió: ¿Qué tipo de literatura le gusta?, y Cuitláhuac fue contundente: “Literatura no, específicamente no tanto, debo confesar, pero sí la lectura de muchas columnas (y no se refería, precisamente a “La columna de hierro” de la novelista norteamericana Janet Miriam Holland Taylor Caldwell, “Taylor Caldwell” para los cuates, y mucho menos a “Una columna de fuego” de Ken Follett -que forma parte de la saga “Los pilares de la Tierra” y “Un mundo sin fin” que ha cautivado a millones de lectores)-. Al “gober honesto”, según dijo, le gusta leer sobre política (¿habrá leído ya “Las 48 leyes del poder” de Robert Greene o, “La República” de Platón o, por lo menos “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo o, el “Principito” de Antoine de Saint-Exupéry (bueno, este aunque no político despierta la imaginación). Seguramente, si, incluso, la biografía de Joseph Fouché de Stefan Zweig y hasta “El espíritu de las leyes” de Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu, porque hasta donde se observa, el gobernador es muy culto cuando habla o pronuncia discursos, además de honesto, honesto, honesto y buen cristiano.
DEL PRESIDENTE no sabemos si lee o no, pero lo cierto es que es autor de 17 libros, y seguramente tiene afición por la lectura como buen licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México, y si bien no logró titularse tras egresar en 1976 de la carrera, sino hasta 1987, once años después, los discursos de AMLO si muestran que es hombre culto, a diferencia del “Gober honesto” a quien se le traban las letras y no lo dejan articular lo que desea decir, o como dicen por allí: “se le lengua la traba” por más que haga intentos infructuosos por parecerse al “Padrino” Andrés Manuel López Obrador que, por supuesto, no lo estamos comparando con el mafioso personaje central de la obra cumbre de Mario Puzo (autor de muchas otras, aunque hay una que merece elogios llamada “Los tontos mueren”, escenificada en un casino). “The Godfather” fue llevada al cine por ese monstruo de la dirección y el guion llamado Francis Ford Coppola. Pero: ¿Cuántos libros ha leído el gobernador? Servidos. OPINA carjesus30@hotmail.com
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