AUNQUE ALGUNOS ya anticipan cambios en el gabinete Estatal luego de que la Gobernadora Rocío Nahle advirtió que, hasta el momento continúa trabajando con su equipo, pero “quien no pueda o no quiera, pues ni modo”, tendrá que irse, en realidad la indirecta muy directa era para la, ahora, ex fiscal general del Estado, Verónica Hernández Giadáns que no entendió en tiempo y forma que desde la llegada de la mandataria al poder, lo prudente hubiera sido entregarle su renuncia, y no esperar al mal momento de tener que dimitir por “asuntos personales” (pero de la titular del Poder Ejecutivo Estatal en turno). Ahora que, en cuestión de renuncias, es casi un hecho que el Secretario de Salud, Valentín Herrera Alarcón presente su dimisión -por segunda ocasión- al sentirse apabullado por dos personajes que giran a su alrededor, y que no son, precisamente, impuestos por él sino manejados desde Palacio de Gobierno, los que le tienen como adorno caro, pues si bien le dispensan ciertas comodidades como traer un innecesario séquito de guardaespaldas, una camioneta blindada y dos más que le cuidan a él y a su familia, por la otra no le permiten nombrar ni al menor de los trabajadores, y en cuanto al personal que tuvo la osadía de designar en puestos claves, estos ya fueron removidos y los mantienen cortos de presupuestos, limitados en personal que les han ido retirando, y alejados de la Gobernadora Rocío Nahle. Por esa razón, don Valentín, dicen los que saben, busca retornar a la consulta privada, de donde nunca debió salir, ya que se trata de uno de los mejores cirujanos cardiovasculares con una trayectoria de 37 años, en cuyo periodo ha realizado más de 17 mil cirugías en menores y adultos, por lo que es considerado un experto en su área logrando el reconocimiento de instituciones de corte nacional e internacional. Aún se recuerda cuando la Gobernadora Rocío Nahle enfatizó que con la llegada de Herrera Alarcón al frente de la SS|SESVER marcaría una nueva era en la Secretaría de Salud de Veracruz, con lo que se garantizaba la atención médica y medicamentos a todo el Estado, además de la rehabilitación de unidades médicas, algo que no fue posible por caprichos internos que siguen teniendo atado y estancado al sector salud de la Entidad, cuando se trata del área más importante para los veracruzanos, sobre todo aquellos que carecen de prestaciones y, por lo tanto, de acceso a instituciones de salud Federales y Estatales.
DICEN QUE es cuestión de horas o días para que Valentín le diga a la Gobernadora que siempre no desea continuar, y entonces la mandataria nombre a un experto, tal vez un ingeniero mecánico automotriz, un filósofo o hasta un experto en arte, ya que al final del día lo que menos cuenta es la salud de los veracruzanos sino llenar un hueco, consciente de que quien decide, hace y deshace es ella, y eso lo saben la totalidad de secretarios de despacho, subsecretarios, directores de área, jefes de departamento y hasta la tropa burocrática. Nada se mueve en el Gobierno Estatal sin la voluntad de Nahle, y acaso por ello las cosas no marchan como debieran, no porque carezca de capacidad sino porque no existen ni hombres ni mujeres orquesta; la mandataria tiene que delegar, confiar en sus colaboradores y esperar resultados, o de lo contrario cualquier esfuerzo será menor y los resultados dejarán muchos que desear.
AUN SE recuerda cuando en la comparecencia de la Gobernadora ante diputados tras la entrega de su primer informe de Gobierno, la ex senadora y actual diputada local del PAN, Indira Rosales San Román le espetó que no votó por ella, pero está obligada a velar por Veracruz y a exigir que cumpla lo prometido, y en ese tenor le recordó sus 80 compromisos de campaña –algunos ni siquiera iniciados y otros inconclusos-, destacando un presunto subejercicio en obra pública, desabasto de medicamentos en hospitales, rezago de infraestructura educativa, falta de avance en seguridad pública, estancamiento económico, incertidumbre sobre los puentes de Coatzacoalcos y Boca del Río que prometió iniciar y siguen sin arrancar, y le aclaro que se trata de puntos concretos, documentados y basados en sus propios dichos, aclarando que el debate no debe centrarse en colores partidistas, sino en resultados palpables para la población, ante lo cual, Nahle respondió: “Soy una gobernante que escucho, que veo, que estoy a favor de la crítica porque cuando alguien te dice lo que estás haciendo mal es para que lo mejores”, situación ante la cual, sin entrar en debates, se comprometió a atender varias acciones pendientes, especialmente en materia de infraestructura, salud y educación.
COMO FUERA, el asunto es que infinidad de obras anunciadas por Rocío Nahle siguen sin iniciarse o, en el peor de los casos, llevan avances mínimos que no garantizar su consecución a corto plazo, lo que anida desesperanza entre la población, sobre todo la afectada por las recientes lluvias en el norte del Estado, donde la situación sigue siendo caótica para miles de familias que se quedaron sin nada y viven con zozobra debido a que las obras de contención en el rio Cazones siguen pendientes, así como también la ayuda a los damnificados que no acaba de aterrizar aun cuando la promesa era no dejarlos ni alejarse de ellos. Muchas familias enfrentan a diario los amontonaderos de basura integrada por enseres domésticos que se echaron a perder, autos inservibles arrastrados por la corriente, lo que ha engendrado mosquiteros que podrían desatar una epidemia de dengue, pero ni el sector salud, ni protección civil y mucho menos el ejército se ha abocado a ponerle remedio. Por ello urge que doña Rocío delegue funciones en sus colaboradores para que la ayuda fluya y los beneficios lleguen a quienes más lo necesitan, o de lo contrario, el destino terminará por alcanzarlos.
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A QUIEN no le calienta ni el sol es al engreído subsecretario de Educación Media Superior y Superior del Estado, David Agustín Jiménez Rojas, quien había vociferado a los cuatro vientos que sería el Fiscal General del Estado ya que contaba con el respaldo de José Peña, esposo de la Gobernadora Rocío Nahle, y que era cuestión de días para asumir el cargo. Vamos, el frustrado aspirante a fiscal había sostenido encuentros con empresarios del puerto de Veracruz a quienes vendió su intento y hasta logró que le apoyaran bajo la promesa de que, cuando llegara, serían sus aliados. Pero vaya portazo en la nariz que acaba de darle la mandataria Estatal al nombrar –por conducto del servil Congreso del Estado- a Lizbeth Aurelia Jiménez Aguirre, hasta antes de su designación magistrada del Tribunal de Justicia del Estado y ex Presidenta de esa instancia, y a ver si ahora no busca desbancar a la titular de la SEV, Claudia Tello Espinosa. Otro que se quedó con el bat al hombro fue el diputado de Morena, Diego Castañeda Aburto, quien, de plano, al ver que no era considerado para nada, declaró públicamente que no aspiraba a ocupar el cargo de Fiscal General del Estado en Veracruz, enfocándose en su labor legislativa, a pesar de estar involucrado en la discusión y propuesta de reformas a la legislación de la Fiscalía, lo que generó especulaciones sobre su interés personal. Rocío Nahle demostró, al imponer a doña Yeya, que la que manda en Palacio es ella, y no el presidente del DIF Estatal. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com
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