EN LA Antigua Roma darle al pueblo “Pan y Circo” no era gratuito, pues a cambio de espectáculos sangrientos en Coliseos –expandidos por muchas naciones conquistadas donde los asistentes recibían gratuitamente alimentos a base de trigo y algunas bebidas-, los gobernados debían rendir obediencia, mansedumbre y mantenerse alejados de los asuntos que eran inherentes al Emperador o César –nombre del título imperial más respetado-, y eso fue en parte lo que ocasionó la decadencia del poderoso imperio. Dicen los expertos que el fracaso tuvo que ver con la ineficiencia política, financiera y militar de los gobernantes que se perdieron en fiestas y arrogancia, aunque el factor corrupción fue determinante debido a la desviación de las finanzas públicas que desprotegieron al ejército. La ciudad de los 12 Césares y el poderoso parlamento –hoy capital del cristianismo aun cuando los romanos fueron quienes sacrificaron a Jesús de Nazaret- se tornó, entonces, un caos invadida, paulatinamente, por tribus nómadas o barbaros que obligaron al éxodo a muchos ricos de la época ante el temor de ser asesinados y despojados de sus propiedades. San Agustín relata en “La ciudad de Dios” que “Roma, la inexpugnable Roma fue conquistada por Alarico y entregada al saqueo; la Ciudad eterna tuvo que confesarse mortal. La fecha del 24 de agosto de 410 sonó en los oídos romanos como la campana de la agonía. Durante cuatro días consecutivos se desencadenó allí un frenesí de crímenes y de violencias en una atmósfera de pánico. Pocos días después llegaba al África la terrible nueva: ¡Roma acababa de ser saqueada por los bárbaros! La vieja capital, inviolada desde los lejanos tiempos de la invasión gala había sido forzada por las bandas de un godo y gemía todavía bajo el peso de sus ultrajes. Tal vez aquella legendaria invasión tenga mucha similitud con los tiempos modernos, con México mismo y sus Estados avasallados por la delincuencia, y la incapacidad de los Gobiernos actuales para dar seguridad al pueblo, con escenas como la de Michoacán donde grupos armados humillan a la milicia, algo que no se debe permitir o el Estado terminará por sucumbir.
POR ELLO no es de extrañar que ante semejante ineptitud, el Gobierno del Estado este dando Pan y Circo al pueblo como una cortina de humo para desviar la atención de los verdaderos problemas que agravian a la Entidad, pues ciertamente, como lo manejan en los boletines oficiales o como dice el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez: “el #SalsaFest 2019 se puso buenísimo”, y en esos días pocos advirtieron que en solo 48 horas, en la zona centro del Estado dos maestras fueron secuestradas y una de ellas sigue desaparecida; un taxista fue ejecutado, un joven maratonista, deportista de alto rendimiento fue asesinado; 3 taxistas siguen desaparecidos, una joven de 21 años fue levantada y sigue sin aparecer, mientras en Xalapa fueron asesinados dos taxistas y una mujer a las puertas de su casa, un joven fue acribillado en la parada del camión en Lázaro Cárdenas, y así podríamos continuar hasta sumar 20 o 30 muertos en 48 horas, cuando la mente está inmersa en la festividad, aunque a decir verdad, la administración Estatal siempre festina, pues de otra manera el Estado no se encontraría en semejante escenario de inseguridad y violencia. El #SalsaFest2019 se manejó como un proyecto de promoción turística: la inclusión de festivales con asistencia masiva en zonas hoteleras, pero a decir verdad, los hoteles del área conurbada no tuvieron mayor ocupación, pues la gente que acudió al festival fue de esa zona y algunos de municipios circunvecinos que por la noche retornaron al hogar o se quedaron en viviendas de familiares. No hay tal derrama económica como argumenta el sector oficial, y aunque hubo asistencia, no es de la que invierte gran cosa en consumo, y no es para menos.
EN ESTE espacio manejamos el domingo que Veracruz es uno de los cinco Estados cuya población, mayoritariamente, no puede adquirir la canasta básica con sus ingresos laborales, es decir, es uno de los que padece mayor pobreza laboral, pues de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval), durante el primer trimestre de 2019 la entidad alcanzó los 49.9 puntos porcentuales en ese renglón. Y es que según el Índice de la Tendencia Laboral de la pobreza al primer trimestre de 2019, a nivel nacional el poder adquisitivo del ingreso per cápita de los mexicanos tuvo un aumento de 3.3 por ciento entre el cuarto trimestre de 2018 y el primer trimestre de 2019 al pasar de 1 mil 717.90 a 1 mil 774.35 pesos, sin embargo, durante el primer trimestre de 2019, las líneas de pobreza extrema por ingresos aumentaron 5.4 por ciento en zonas urbanas y 5.6 por ciento en zonas rurales. De esa manera, el porcentaje de la población con un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria presentó una disminución anual, al pasar de 39.1 por ciento a 38.7 por ciento entre el primer trimestre de 2018 y el primer trimestre de 2019. Entre los factores que explican esta disminución se encuentra el aumento anual de 2.7 por ciento en el ingreso laboral real. Igualmente, en 23 de las 32 entidades federativas disminuyó el porcentaje de población que no puedo adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral.
PERO EN ese renglón, Veracruz se ubicó en la sexta posición en la disminución de la población veracruzana para adquirir la canasta alimentaria, pero a pesar de ello es uno de los cinco Estados con mayor pobreza laboral, siendo Chiapas quien ocupa el primer lugar a nivel nacional con 68.4 puntos porcentuales; le sigue Oaxaca con 61.4; Guerrero con 60.7 y Morelos con 54.1. En Veracruz hay desempleo, inseguridad, éxodo de comerciantes y empresarios que prefieren asentarse en Entidades relativamente más seguras, y eso lo reconocen empresarios y comerciantes afectados por el cobro de piso, la extorsión, secuestros o asaltos. No es algo inventado ni por amolar al vecino. Es una realidad que se está viviendo, y ante la imposibilidad de resolverlo, el Gobernador y su equipo se abocan a atender temas sociales como el arroz a la tumbada más grande en Alvarado, el #SalsaFest en la zona conurbada, la cumbre Tajín, y vendrán otros que momentaneamente borran la incertidumbre de un pueblo que sabe reír y cantar –como lo dijera el flaco de oro, Agustín Lara-.
NO SOMOS aguafiestas; nos gusta el baile, la bohemia, disfrutamos el buen vino, la convivencia, cantar, compartir, pero no podemos soslayar que en Veracruz las costumbres han cambiado, pues siempre persiste el temor por la inseguridad de que algo pudiera ocurrir en cualquier momento en la calle o restaurante u otro centro de convivencia, como ha quedado de manifiesto en Minatitlán y otros sitios. Por ello la pregunta: ¿no sería mejor que en vez de erogar tanto dinero en festivales que son un fracaso, se le invirtiera a la seguridad?. Y es que cuando Veracruz sea seguro, el turismo remontará, los restaurantes volverán a tener clientela, lo mismo que los espacios de esparcimiento aunque, todo parece indicar que al nuevo Gobierno nada de eso le interesa, acaso bajo el principio absurdo de que se están matando entre malos, y como lo dejó entrever el funesto secretario de Gobierno, por cada crimen uno menos. En fin, hagan lo que quieran. OPINA carjesus30@hotmail.com
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