EL DOMINGO pasado, tras la dura crítica ejercida por la Arquidiócesis de Xalapa al Gobierno del Estado arguyendo que “no se observa con claridad cómo resolver o al menos disminuir la gran deuda social (inseguridad, violencia, pobreza extrema, salud, educación y desempleo) que sufren los ciudadanos, además de los problemas económicos y la crisis jurídica e institucional que estamos viviendo en estos días”, el vocero de la curia, José Manuel Suazo Reyes, comentaba al reportero: -No podemos ser omisos ante lo que vemos, y así como colaboramos en la difusión del bien, también debemos denunciar lo que se hace mal, por el bien de Veracruz”, y vaya que tiene razón -aun cuando algunos ya comienzan a ver, enceguecidos por la promesa oficial de ingresos, un Estado donde la delincuencia va a la baja, muy a pesar de los feminicidios que siguen al alza, lo mismo que secuestros y extorsiones, porque no puede ser que a escasos días de la llegada de la nueva Fiscal, Verónica Hernández Giadáns, las cosas se compongan como por arte de magia, y ahí están los hechos recogidos a diario por los medios que no permiten mentir, pese a la esperanza que ya comienzan a darle a ciertos comunicadores de que ¡por fin! habrá oxígeno en la superficie lunar-. Y es que la Iglesia Católica no levanta la voz tan solo por hacerlo; es un termómetro de la sociedad, ya que los sacerdotes registran por conducto de la feligresía la situación que prevalece en cada región, y en razón a lo anterior plantean al Gobierno lo que los gobernados resienten, aunque no se necesita hacer una encuesta social para conocer los escenarios que se viven. Dice Suazo Reyes que la crisis jurídica y de instituciones en materia de procuración de justicia (la que se vive, actualmente, en Veracruz), abre la puerta a la delincuencia organizada, y para acentuar recurre a una sentencia popular: “a río revuelto, ganancia de pescadores, que entienda quien quiera entender”.
HOMBRE VALIENTE y de convicciones, el sacerdote lamenta que actualmente no haya certeza de cuántos fiscales se tienen en la Entidad, y se pregunta: ¿tenemos dos o tenemos uno? Y son, precisamente esas dudas lo que alienta la crisis jurídica, según su perspectiva, por lo que hace un llamado a definir, aclarar y dar certidumbre a los ciudadanos, “ya que no se puede vivir preguntando quién tiene la razón, en especial ante la exigencia de impartir justicia”. Vamos, ni siquiera se refirió a la capacidad de la actual encargada de despacho, Verónica Hernández Giadáns, sin embargo, dice, es urgente que la sociedad organizada exija justicia y se involucre. Insistimos, tal vez muchos colegas ya no estén de acuerdo con esos dichos, pero la Iglesia Católica y no el reportero, lo dejó muy claro el fin de semana: “Vivimos momentos muy complicados en el Estado de Veracruz, y en el caso de la inseguridad y violencia que está presente a lo largo y ancho del territorio veracruzano, ni siquiera la presencia de la Guardia Nacional ha servido para contener los altos índices de ejecuciones, secuestros y asaltos a mano armada. Nos alarma que tengamos ciudades con los más altos índices de varios de estos problemas a nivel nacional. Ya no se diga las escandalosas masacres sucedidas en el sur del Estado, en Minatitlán y Coatzacoalcos, que a la fecha ya suman 31 fallecidos”, y fue más allá la curia al denunciar que el número de víctimas de la violencia también es escandaloso. “Las víctimas no sólo son los fallecidos, también están los desaparecidos, los hijos que se quedan huérfanos y el ambiente traumático que viven todos los afectados. Ninguna explicación o justificación es suficiente, necesitamos transformar esta realidad. Los discursos oficiales contrastan con la realidad que vive la gente todos los días”.
DIJO DON Quijote a Sancho Panza: -Hallemos (...) el alcázar, y advierte: -Sancho, o que yo veo poco o que aquel bulto grande y sombra que desde aquí se descubre la debe de hacer el palacio de Dulcinea (el amor platónico del caballero de la armadura y la mente dislocada). “Guió, entonces, don Quijote, y habiendo andado como doscientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo: -Con la iglesia hemos dado, Sancho. -Ya lo veo -respondió el escudero-, y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura, que no es buena señal andar por los cimenterios a tales horas, y más habiendo yo dicho a vuestra merced, si mal no me acuerdo, que la casa desta señora ha de estar en una callejuela sin salida (pasaje del libro “El Quijote de la Mancha” que ilustra la frase: con la iglesia hemos topado, Sancho, la que se ha convertido en una expresión coloquial para expresar lo inconveniente de que en los asuntos propios se mezcle la Iglesia y la frustración causada por la intervención o la mera existencia de esa institución o, por extensión del sentido, de cualquier autoridad que suponga un obstáculo insuperable para las intenciones de quien usa la frase, algo que debió repetir el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez al Secretario de Gobierno (con cierto parecido a Sancho Panza) Eric Patrocinio Cisneros Burgos el pasado domingo: -con la Iglesia hemos topado, Patrocinio-.
PORQUE LO dicho por el vocero de la Arquidiócesis fue bastante duro para un Gobierno que el propio Senador de MoReNa, Ricardo Monreal Ávila descalificó, también, el domingo, cuando recomendó a reporteros: “denle chance; cuando Cuitláhuac aceptó ser candidato a Gobernador no sabía en la que se metía”. Y es que de acuerdo a la Iglesia, “en asuntos de salud, al problema de la falta de hospitales, de centros de salud y de servicios de calidad que requiere la gente, se agrega ahora el lastimoso desabasto de medicamentos. Nuevamente una realidad es el discurso oficial y otra lo que sufre la gente”, y remata: “Son poquitas las obras de inversión que se observan en infraestructura carretera o en servicios que ofrecerán nuevas condiciones a la gente. Si es que hay otros resultados, no se conocen o no se informa. El servicio de comunicación no está funcionando muy bien” (sopas, dijera Quirino Moreno), y se los deja muy claro: “las cifras oficiales y los logros que a nivel nacional se promocionan y se presumen, contrastan con las otras cifras que tiene la población. No por mucho repetir una cosa se transformará la vida de la gente. Nuevamente pareciera que estamos ante una doble realidad, la que se dice a nivel oficial y la que enfrenta la gente”.
SIN DUDA, son reflexiones que el Gobierno del Estado debería analizar ajeno a la soberbia que le envuelve, porque la Iglesia Católica tiene el pulso de la sociedad, y si dice lo que argumenta es porque el pueblo ya se encuentra hasta la coronilla. Quizá lo sensato sería proyectar un encuentro con los ministros de culto de todo el clero (entendido este como todas las religiones) para tener una medida exacta del Veracruz que dice gobernar, y no asumirse como la encarnación de un Benito Juárez que separó a la Iglesia del Estado, pero que mantuvo siempre su catolicismo ya que se casó por la Iglesia Católica y casó a su hija por la misma institución, lo cual lo hacía incoherente, algo en lo que no debe incurrir Cuitláhuac. En fin, al buen entendedor pocas palabras. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|