Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil e Ing Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Sangre, sudor y lágrimas no es el nombre de una famosa banda de rock ni el mensaje central del discurso de líderes prominentes que se han ganado su espacio en la historia sino una realidad patente y trágica que se vive en México.
Formalmente somos un país sin guerra, no existe una amenaza externa y los riesgos domésticos son un problema menor que no trasgrede los límites de la convivencia interna, pero la muestra, aunque no se conozca, señala lo contrario. Sangre y lágrimas fluyen a torrentes por nuestra geografía, el luto envuelve a cientos o miles de familias. Los hechos violentos y sangrientos de las últimas semanas en diversas partes de la geografía nacional, aparentemente coordinados y bajo patrones recurrentes que han tenido repercusión internacional, sustentan la tesis de un orden estatal rebasado.
Se ha especulando sobre la naturaleza y el origen, desde la capacidad de reacción de poderosas bandas delictivas ante actos estatales para la detención de delincuentes hasta escenarios justificantes de reorganización de las estructuras administrativas o la preparación del terreno con fines sucesorios. Ambas interpretaciones tienen lógica y argumentación válida, pero lo trágico son las expresiones de violencia que cobran vidas inocentes y siembran el terror cotidiano.
La zozobra se apodera del ambiente colectivo; el miedo y la angustia son el pan diario, cualquier cosa puede suceder, en cualquier lugar y en cualquier momento con absoluta impunidad, sin que se advierta solución razonable a la crisis de seguridad que se vive y alcanza niveles inusitados.
La violencia criminal ha adquirido un carácter sistémico. Los patrones se reproducen con actos incendiarios en ciudades y carreteras con evidente regularidad. La narrativa oficial minimiza los acontecimientos y se enfoca al mantenimiento de la estrategia que se resume en no enfrentar el fuego con el fuego, pero la realidad, caprichosa como siempre, da muestras recurrentes de un panorama adverso preocupante que impacta todos los ámbitos de la vida nacional.
Se asuman o no como actos de terrorismo los hechos de violencia protagonizados por grupos armados, lo cierto es que la inseguridad se extiende y amenaza la paz social de manera determinante.
En otro orden de ideas López Obrador, en un encuentro con trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Sinaloa, planteó llevar internet a las zonas del país, sobre todo rurales, que aún carecen de cobertura. Desde el punto de vista técnico, utilizando la infraestructura de la paraestatal, es un programa alcanzable y sería un logro monumental de la administración. En su discurso, el Presidente pronunció: "Con el internet va a ser una revolución de las conciencias, algo fundamental en el desarrollo, sobre todo para las nuevas generaciones".
Durante la historia moderna del país se ha planteado como una de las razones del bajo nivel educativo de los mexicanos (9.7 años de estudio es decir, poco más de la secundaria terminada) el difícil acceso a la educación, falta de escuelas, instalaciones adecuadas, profesores capacitados, planes de estudio deficientes y muchas cosas más. ¡Vaya que lo saben los alumnos y maestros!
Pero, es de solamente un problema de infraestructura? De acceso a internet? Según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, el 70.1% de la población mayor a 6 años (80.6 millones) es usuario de internet con un 56.4% de hogares (20.1 millones de casas) cuentan con acceso a la red mundial. Los usuarios urbanos representan el 76.6% y los rurales 47.7%.
En cuanto a la telefonía celular, el país cuenta con más de 86.5 millones de usuarios, es decir, el 75.1% de lis mexicanos con más de 6 años cuentan con ésta tecnología y 9 de cada 10 de los aparatos celulares son teléfonos inteligentes, con aplicaciones específicas y acceso directo a internet a través de la red telefónica. Además, el 92.5% de todos los hogares cuentan con, por lo menos, un televisor.
En qué usamos los mexicanos nuestro tiempo para navegar en internet ? De acuerdo al Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI), las principales actividades son: entretenimiento (90.5%) comunicación entre usuarios (90.3%) y búsqueda de información (86.9%) y entre mayor nivel educativo tiene el usuario, más tiempo pasa en la red. El regreso a clases presenciales ha sido muy difícil en todos los niveles educativos, con millones de alumnos que no habían conocido su escuela física gracias a la cuarentena forzosa, a algunos de ellos les ha costado socializar nuevamente con sus compañeros que apenas están conociendo en persona.
"La resolución de conciencias" no sucederá por el hecho de conectar a todos los mexicanos a internet, mucho menos si se utiliza como método de adoctrinamiento ideológico para una población que, en su mayoría, vive bajo la línea de la pobreza.
En resolución sucederá cuando los mexicanos encuentren en la educación el camino para mejorar su nivel de vida y que los resultados de conocimiento sean mejores y más redituables que trabajar para el crimen organizado o soñar con trabajar en el gobierno para disfrutar de las mieles de la corrupción.
Si pensamos que todo el conocimiento está al alcance de la gran mayoría de la población en la palma de su mano, entonces ignorante no es el que no sabe, sino el que no quiere saber. Si aumenta el nivel de conocimiento de los ciudadanos, aumentará la calidad de sus dirigentes. No por nada en México la educación es uno de los botines más grandes de políticos y sindicatos.
No sé si la vida se parece cada día más a la ficción o si ésta ha sido superada ya por la realidad. Así como la violencia que asola al país y llena las primeras planas e interiores de la prensa , así también leemos o escuchamos a diario fallas en los servicios elementales a los que tiene derecho la ciudadanía. La prestación de servicios no es una dádiva . Es una obligación del gobierno. Cuando no funcionan, el gobierno en turno no está cumpliendo con sus tareas ni está usando los impuestos como es debido. En muchas ocasiones, ni siquiera está ejerciendo el presupuesto por los conceptos para los que fue aprobado por la Cámara de Diputados. No se respeta lo que ordenan los representantes de la nación que son los legisladores.
Si todos los presidentes anteriores cayeron en la ilegalidad de ignorar el mandato presupuestal, éste lo ha hecho con todavía más frecuencia e intensidad. El año pasado rompió el récord de discrecionalidad medido por el porcentaje de disparidad entre los rubros de gasto para los que la Cámara de Diputados dió su aprobación y los rubros de gasto en los que el Ejecutivo usó el dinero aprobado: 19% del presupuesto no se utilizó en lo que los diputados aprobaron que se gastaría. Esto quiere decir que 941 mil millones de pesos se fueron a partidas distintas a lo aprobado. Puesto de otra forma eso equivale a todo el presupuesto de 2022 de Pemex sumado al de la Secretaría de la Defensa Nacional. En este sexenio se ha llevado al extremo la mala práctica de que el Presidente maneje a su antojo las instituciones, en especial, la administración pública.
Un gobierno que tiene como lema "primero los pobres" debería revisar sus prioridades, aunque, a decir verdad, ya no da tiempo. Hoy hay más pobres que en 2018, según Coneval. Las políticas para combatir la pobreza se reducen al reparto de dinero en efectivo y no han tenido resultado salvo para elevar la polaridad del Presidente y crear clientelas al más viejo estilo del PRI . La suma del gasto de las tres obras emblemáticas alcanza los 770 mil millones.
Mientras ustedes leen este otro texto, estimados lectores hay para mí varias lecciones, la adelantada sucesión presidencial en Morena ha puesto las cosas al rojo vivo y con el paso de los meses se recrudecerán aún más las hostilidades entre las cor "cholatas" y Ricardo Monreal, quién no sólo resultó una roca muy incómoda en el zapato del Presidente, sino que se ha convertido en un candidato que está construyendo su proyecto en medio de los inclementes ataques de los radicales del partido.
El deseo presidencial es que el actual líder de los senadores, morenistas sea parte de esa responsabilidad, empero, no se ha cumplido su voluntad en razón a tres hechos: las fortalezas políticas y la habilidad de conformar acuerdos y tender puentes de diálogo que tiene el zacatecano sobre cualquier otro senador de ese partido, son notables, es decir, en estos momentos no existe quien pueda llenar los zapatos de Monreal para buscar coincidencias en medio de los desencuentros con los opositores, incluyendo MC y el bloque plural.
Cierto entre los senadores de Morena se hace más profunda la escisión, pero también es una realidad que Monreal todavía tiene el respaldo de la mayoría de ellos, no porque estén en contra de AMLO, sino porque ese bloque asegura que la agenda legislativa del Presidente siga avanzando en la Cámara alta.
El tercer elemento que impide mover a Ricardo Monreal de su actual posición es que en caso de que los radicales lo quiten, de inmediato los senadores de PAN, PRI, PRD, MC, y Plural, además de los que lo apoyan de Morena, lo nombrarían presidente de la Mesa Directiva o, más aún, de la Junta de Coordinación Política.
Este elemento disruptivo en el proyecto hegemónico de AMLO es bastante serio para detonarlo, sin tener el control del Poder Legislativo y como están las cosas, en lo que resta del sexenio, no lo tendrán en absoluto. El bloque opositor en ambas cámaras impedirá que avance cualquier reforma constitucional impulsada por el presidente que requiera la mayoría calificada. Mientras que los políticos se enfrascan en luchas estériles, la gente enfrenta sola, sin el apoyo del gobierno, la mayor crisis de la historia contemporánea del país.
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