Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Rocío Nahle García y Ricardo Ahued
Bardahuil
Sin duda cuando Ricardo Ahued pronunció que apreciaba mucho que la Ing. Rocío Nahle lo hubiera invitado a formar parte de su gabinete tenía presente lograr un balance, ser leal a principios y relaciones de equipo, mantener coherencia entre el pensamiento y las acciones y ser congruente con uno mismo. Antes de asumir el compromiso dijo si no doy resultados, me retiro de inmediato, eso me queda muy claro, no estar por estar, no es por buscar chamba o negocios turbios, no va conmigo, a mí no me motiva ni el salario ni el poder, no soy gente de atropellar, soy gente que tal vez nos de Dios la certeza y la ecuanimidad de si negociar dentro de la ley, todo, pero fuera de la ley conmigo no van a contar.
La Ing. Norma Rocío Nahle gobernadora de Veracruz al respecto dio a conocer su “Decálogo Estatal” que son 10 compromisos que deben tener presentes los funcionarios públicos de la presente administración. En lo que menciona puntos, como la honradez, la atención inmediata, la empatía, el cuidado de los recursos, el respeto a la ley. Si me equivoco, díganmelo. Es malo equivocarse, pero es peor no corregir. La Ing. Nahle ha dado muestras de su quehacer político en el estado con resultados inmediatos, ya que le dejaron la entidad veracruzana desecha, trae ganas de que haya un Veracruz diferente. Que cumple sus compromisos, que tiene una gran fuerza y un liderazgo nacional.
He comentado que cierto día me encontraba platicando sobre política con un alto funcionario de anteriores administraciones. De repente me tuteo y me soltó una pregunta directa pero complicada “Paco, ¿por qué se ha atorado la evolución política mexicana?” Mi respuesta es, sin duda alguna, el TLC, hoy T–MEC.
Porque para ello, hubo que reinventar muchos sistemas nacionales. Desde el campo, la participación estatal, la economía monopolística, la política monolítica, pasando por las autonomías de control, hasta los derechos humanos y las relaciones eclesiásticas. Con todo eso mejoró México, tanto, que 30 años después los mexicanos de toda edad y de todo partido siguen siendo sus proclamadores y defendedores.
Otro momento luminoso fue la visión educativa de Adolfo López Mateos, la cual comprendía desde el desayuno escolar en la primaria hasta el sistema museográfico. Todo ello, pasando por aula prefabricada, el libro de texto gratuito, la educación superior y el fomento cultural. Baste decir que el IMSS presentaba teatro clásico todo el año y él INBAL hizo que los mexicanos y los extranjeros el ballet folclórico mexicano. Con eso mejoró México.
Imposible ignorar la visión mexicana del desarrollo económico con atención social, que ocupó 60 o 70 años mexicanos continuos sin importar los apellidos, las tendencias o los partidos. Creciendo el 8% con inflación del 2% hizo que gobernantes de todo el mundo desarrollado o en desarrollo vinieran a aprender de nuestras recetas sobre el “milagro mexicano” para que cimiento con estabilidad. Con eso mejoró México.
En la política, los mensajes son más importantes que los números.
En otro contexto la vida siempre es una incógnita. Cada vez que empezamos algo nuevo un cambio de administración, una nueva relación, un nuevo trabajo o cualquier capítulo en nuestras vidas, queremos saber cómo se desarrollarán las cosas. Sin embargo, siempre desconocemos cuál será el resultado de esta nueva aventura o capítulo.
“Sí puedes conservarla” fue la famosa respuesta que dio Benjamín Franklin A una mujer que le preguntó si el nuevo país independiente era una república o una monarquía. “Una república”, respondió Franklin, “si puedes conservarla” (If you can keep it). Hoy podríamos poner signos de interrogación a la respuesta frankiniana, ¿por qué debemos conservar, preservar, fortalecer, revitalizar, hacer evolucionar la democracia?
La llegada de Donald Trump a la Presidencia de E.U implica el fortalecimiento de un grupo de poder económico y político que persigue una hegemonía global basada en un modelo nacionalista–proteccionista. Su enfoque desafía directamente las lógicas globalistas que, en las últimas décadas, han buscado construir un orden internacional fundamentado en la cooperación multilateral, los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La capacidad de México para enfrentar estos desafíos determinará sus posibilidades para navegar en un contexto geopolítico cada vez más complejo y fragmentado.
Se encienden banales fogatas discursivas, cuya humareda envuelve y asfixia lo medular, aquello que, bajo una discusión acerca de la soberanía nacional, se pretende acomodar en el último pasillo del silencio. Y, sin embargo, tenemos trabajo por delante. Pues en toda tormenta del desasigno hay quienes navegan en busca de un buen puerto.
Las penumbras existenciales forman parte de nuestra efímera existencia. La vida nos lleva por caminos que suelen ser contrastantes. Opuestos. Siempre hay claroscuros. Y todos los recorremos. El ser humano se ha motivado siempre entre la luz y la oscuridad. El cuenco de nuestra alma se puede llenar de locas esperanzas, ideas apasionadas, sensatas convicciones o causas transcendentes.
Igualmente, nos pueden perseguir temores dantescos.
Los miedos nos conducen a transitar por abismos egoístas que, tarde o temprano, nos llevan a desbarrancarnos y caemos en precipicios de angustia y sufrimiento.
Para algunos, es más fácil dejarse seducir por lo que el mal y las traiciones les ofrecen. Un camino más corto, más rentable y menos desgastante, aparentemente. Porque en el largo plazo, siempre acaban siendo presas de sus propias telarañas. Sus propias trampas los conducen a asfixiantes y solitarias prisiones.
La historia es una de las principales fuentes de conocimiento y de sabiduría. Enseña demasiado. Esto no es una advertencia. No soy nadie para advertir lo que va a suceder. Tampoco soy mago y vidente, pero está escrito.
La historia lo ha documentado fielmente. Está en blanco y negro. Ya a todo color.
Los aprendizajes que de ella emanan son valiosísimos. Muy bien haríamos en cultivarnos en lo que los anales de la historia nos enseñan, sin embargo, para mucha gente, dedicar parte de su tiempo a conocerla o a leer ensayos o novelas, donde se cuentan lecciones de vida, es una pérdida de tiempo.
Shakespeare, en Hamlet o en El rey Lear desgrana magistralmente las relaciones de traición y las tragedias que esto conlleva.
Los personajes podrán ser hombres de época, pero sus representaciones son atemporales. Podemos echar un vistazo a la historia reciente y encontraremos pasmosas similitudes.
“Esopo es un maestro para ejemplificar esto. Para aquellos que odian perder el tiempo”, las fábulas cortas del escritor griego podrían ser una linterna en sus existencias. Son pequeños evangelios de vida.
Hay que leer La traición del águila y la zorra. Traición bajo amistad es doble traición y los sentimientos generados van desde una enorme decepción, ira y sed de venganza. La furia desatada puede ser nefasta y generar tragedias reales, como en Hamlet.
Desconfiar de la familia es más complejo. Por eso, cuando del mismo círculo familiar, la traición aparece, el dolor y la amargura que esto produce, es mucho más difícil de soportar.
Escuché decir alguna vez: “Prefiero aún criminal que un traidor, mal agradecido” Claro que depende de qué crímenes hablemos.
Pero la traición es indigesta, vomitiva. Genera asco total. Y la realiza son por lo general personas castradas mentalmente. Eunucos desleales. Chismosos e intrigosos.
La traición es abrazada, sobre todo, por aquellos que se sienten irresistiblemente brillantes y sabiondos. Aquellos que se han embriagado con la soberbia y se han atiborrado de vanidad. Que se sientan tan poderosos como un Dios del Olimpo y no caen en cuenta que todos somos minúsculas partículas de un universo infinito.
Que se consideran superiores a los demás y que piensan que cualquier acción suya se justifica debido a su jerarquía o preponderancia social.
¡Acciones que, si se pudieran dirigir, causarían una virulenta crisis diarreical! Los judas alevosos, tarde o temprano, al atragantarse de traiciones, mentiras y deslealtades se autogenerarán una dispepsia. Si bien les va.
Por eso, es mejor ser prudente y tener control de las malas emociones. La sabiduría aconseja jamás utilizar la venganza. Sólo hay que tener paciencia y esperar. Aquellos que nos hieren, suelen destruirse ellos mismos. No hay duda. Y a veces su retorno puede llegar en forma tan brutal como el de una guilloneta jacobina.
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