Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Rafael Hernández Villalpando
Escrito está en la Biblia: Dios es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. Escrito está en la palabra de Dios, la fe mueve montañas. Yo sé que AMLO es un juarista que por encima de todo respeta la condición de que somos un estado que no tiene confesionalidad. También sé, y esta columna cree que en su cabeza no hay confusión entre su paz espiritual y la imposición constitucional de gobernar un país que, según las malas experiencias, tenemos que librarle de la influencia de la iglesia, en este caso en las iglesias. Pero hay que reconocer que frente a los que no hacen más que criticar y que pretenden que el mundo es sólo proyecciones financieras, presupuestos y estudios técnicos está la fuerza absolutamente imparable de la fe, la ilusión y la esperanza.
Todo ha cambiado y naturalmente, para pedir prudencia hay que empezar por arriba, aunque, por arriba lo único cierto es que ésta era ha matado la ilusión y la prudencia.
¿ Cree usted en los milagros?
Para los enemigos del pueblo y para todos aquellos que desean fervientemente el fracaso de este nuevo régimen, es inevitable recordarles que, todo siempre puede empeorar.
Entonces mantengamos la fe. La cuarta transformación es sobre todo un acto de fe.
AMLO se basa en la indudable confianza que se le tiene. En la fe.
A un sector considerable de ciudadanos el tono parareligioso de sus discursos, sus recurrentes alusiones a Dios, a Jesucristo, a la Biblia, al bien y al mal, a que la verdad es cristiana y la mentira del demonio, nos parecen aberrantes y fuera de lugar; consideramos que atentan contra el laicismo del Estado, contra el discurso secular que debe ser el de la política. Pero es un hecho que el Presidente incluso los utiliza con mayor frecuencia porque el sector laico y secular le interesa un poco, no constituye su base de votantes.
Él se dirige a otro público, al mayoritario, al que cree en los angeles, en la divina providencia , el que cree contra toda evidencia, que la economía por arte de magia comenzará a repuntar.
Todo es cuestión de tener fe. ¿ Qué cada vez hay más muertos? Incrédulos. ¿Qué Pemex cada vez vende menos petróleo? Apostatas. ¿Qué no tenemos un buen sistema de salud? Herejes. La nave enderezará el rumbo.
Si la religión tiene misterios insondables, ¿ porque no los habría de tener la 4T?
Ya lo dijo AMLO, el año todavía no se acaba, por lo que el pueblo bueno debe hacer dos cosas: no escuchar a las aves de mal agüero y seguir tomando tres veces al día su amlodipino que hace que todo se vea color de rosa.
La popularidad es el resultado del egoísmo de quienes la otorgan. Puede parecer blindada con múltiples capas de teflón, pueden parecer más resistente que el mejor acero, pero sólo dura mientras haya una coincidencia entre los sueños y aspiraciones de la población y las acciones del gobernante. Nada es para siempre.
Y cómo lo comenté en la columna anterior, que haya dos versiones del PND es reflejo del estilo gerencial de AMLO, de la historia como él la ve, López Obrador es un político de acción que gobierna sin planeación, con base en su intuición y en su valoración de las prioridades y los medios para alcanzarlas. Gobierna en nombre del pueblo y asume que entiende sus necesidades.
Por eso al presidente le incomoda los procesos de planeación, las instancias que revisan y autorizan proyectos, las metas y números "fríos y oscuros" que usa la tecnocracia. Para el
mandatario el acto de gobernar es hablar, prometer, conectar con la gente, mejorar hoy las condiciones de vida de quienes menos tienen en lugar de trazar metas de largo plazo.
El plan de López Obrador dice que el país alcanzará en 2024 una tasa de crecimiento del 6%, mientras que la sección de la Secretaría de Hacienda no menciona meta alguna.
AMLO tiene aspiraciones genuinas de transformar la realidad de México.
Pero su visión de país sólo será posible si él mantiene la energía de transformar y si cuenta con la disciplina para definir objetivos, ordenar prioridades, establecer metas realistas y evaluar la implementación de sus programas Y eso se llama planeación. Sin eso, la 4T será una narrativa sin contenido.
Y recuerda como decía Mao Zedong: una larga marcha inicia siempre por el primer paso.
Nada está escrito de una vez y para siempre.
Un enorme poder en las manos equivocadas puede ser muy peligroso.
AMLO repite una y otra vez que la estabilidad sobre la cifra de crecimiento del PIB está requetebien. Esto es una afirmación basada en hechos y en la realidad, no es un análisis.
Está complicado porque la economía se frenó como si le hubiesen puesto un freno de mano en terreno plano, o sea, sin necesidad de aplicarlo. Se ha generado desconfianza en los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, así como en los consumidores. Y la economía ha reaccionado de manera inmediata y brutal. Qué bueno que tengamos estabilidad cambiaria, pero las tasas de interés tan elevadas le cuesta al país.
Primero porque sigue creciendo el tamaño de la deuda pública.
Segundo por qué desincentivan la inversión privada. Ahora tenemos una economía parada. Y lo peor es que esto sucede en México frente a un panorama internacional prácticamente inmejorable. La economía de Estados Unidos está creciendo.
Y retomando el PND siempre ha sido una simulación.
Lo sigue siendo. Se quiso plantear como ejercicio de transparencia, participación, establecimiento de prioridades, certidumbre y rendición de cuentas. No ha sido nada de eso. Ningún gobierno desde entonces ha "sujetado obligatoriamente los programas de la Administración pública Federal al PND".
Ha sido una simulación, de la parafernalia que lo ha rodeado a través de, literalmente, cientos de foros, recepción de propuestas ciudadanas, documentos, ponencias y sugerencias, una vez elaborado y presentado se ha guardado en un cajón y las circunstancias y voluntades políticas han dictado el ritmo y orientación de las políticas públicas.
No ha servido siquiera como documento de evaluación del desempeño de los gobiernos.
El cumplimiento del PND es simplemente irrelevante. Es como dirían los juristas, una norma imperfecta: aquellas para las que no se encuentra prevista una sanción.
El PND-1 tiene una enorme dosis de optimismo basado en la voluntad y capacidad transformadora de un solo hombre. Él promete un paraíso. Un país de prosperidad y riqueza. Quizá metas más modestas serían más apropiadas rigurosas y cumplibles. Él ha puesto la vara altísima, a nosotros nos corresponde evaluar si el paraíso prometido se alcanzó.
Y en otro contexto, desde que en 2013 se incluyó como principio constitucional la paridad en el artículo 41 para que los partidos políticos propusieran candidaturas a Congreso Federal y Congresos Locales en igualdad de género, México ha avanzado mucho en este tema. Desde la pasada legislatura ya se contaba con un buen número de legisladoras, en la actual Legislatura ya hay 244 diputadas federales de un total de 500 integrantes y en el Senado hay 63 Senadoras de 128 curules. Se le ha llamado la Legislatura de la Paridad de Género. Lo importante es que se avanza empoderar a las mujeres y así se logra concretar
una aspiración de la democracia: La Igualdad. Sin discriminación abatiendo prejuicios e incorporando diversas ópticas, la democracia se fortalece.
Y a 26 de las entidades federativas establecen en sus Constituciones y leyes principio de paridad para postular candidatas a puestos de elección, resultado de los fallos de Tribunales. |
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